El amor pampino que nada ni nadie pudo separar
Juan era conocido en el Cerro La Cruz como el "mecánico de los pobres".
AMaría Elena fueron trasladados ayer los cuerpos de Juan Osbén y Alejandrina Carvajal, los dos adultos mayores que perdieron la vida tras un incendio que afectó a su vivienda en la Población Cerro La Cruz. Llegaron a despedirlos a la Iglesia Sagrado Corazón donde se realizaron sus funerales, sus tres hijas, amigos y vecinos.
La hija menor, Eva Osbén, contó que sus padres son pampinos y se conocieron en la oficina salitrera Coya Sur de la región de Antofagasta. Recordó que su papá siempre le decía que vio a su mamá y se enamoró; fue un amor a primera vista, quedó flechado y a los dos meses de pololeo se casaron, tanto fue así que cumplieron 60 años de matrimonio.
"Estoy muy orgullosa de mis padres, ellos tenían una vida en pareja digna de imitar. Cumplieron 60 años de casados, toda una vida enamorados y el señor se los llevó juntitos. Mi padre siempre me decía que se iba a morir junto a su viejita", señaló Eva.
Su trabajo
Juan Osbén trabajó 40 años como jefe de guardia en la salitrera, luego se trasladó a María Elena y en 1992 jubiló. Ambos decidieron trasladarse a Arica, porque consideraban que era una ciudad económica, tranquila y gozaba de un buen clima, ideal para ellos.
Su hija Eva contó que llegaron a vivir al pasaje Pellehue de la Población Cerro La Cruz y Juan (su padre) se ganó el cariño de sus vecinos.
"Mi padre era un hombre muy generoso, de hecho en el Cerro La Cruz cuando llegó le decían el "mecánico de los pobres", porque realizaba arreglos a 1000 y a 500 pesos. Él hacía su trabajo por amor al arte y no por dinero".
Eva recordó que para una Navidad, su papá llegó con dos mochileros que venían de Viña del Mar, los hizo pasar y comieron con ellos. "A veces le llamábamos la atención de cómo hacía entrar a gente que nadie conocía y él nos respondía, ¿por qué tenemos que pensar mal de la gente?", expresó Eva.
Unidos
Juan y Alejandrina, tuvieron 4 hijos, uno de ellos falleció y quedaron sus tres mujeres. Por cosas del destino se fueron a vivir a otras ciudades a trabajar y estudiar, pero siempre se mantuvieron en contacto con sus padres; incluso Eva, quien vive en Antofagasta, los visitaba constantemente. "Mis padres eran sagrados, pasábamos juntos Navidad, Año Nuevo y mis vacaciones decidía venir a verlos. Todos los días hablábamos por teléfono para saber si necesitaban algo". Eva señaló que nunca olvidará esa llamada que recibió donde le informaron que la casa se había quemado y que fallecieron dos personas, "eran mis papitos. A mi mamá la encontraron en su pieza y mi padre en el pasillo del living, tenía un golpe en la cabeza que nos hace pensar que fue a rescatar a mi mamá y se cayó. Se fueron juntos, nada y nadie los puedo separar".