En los próximos días se iniciarán ya de manera intensa los trabajos destinados a mejorar los primeros doce kilómetros de la avenida Senador Humberto Palza Corvacho, que es conocida también como el inicio del camino por el Valle de Azapa.

Se trata de un proyecto del Ministerio de Obras Públicas que considera la reposición del pavimento existente, además de la instalación de aceras peatonales, una red de ciclovías y estacionamientos, junto con la renovación de la iluminación en todo el tramo.

El estado en el que se encuentra esta avenida justifica plenamente el proyecto que se ha planteado. De hecho, muchos usuarios y vecinos del sector, reconocen que es una obra que se necesitaba hace bastante tiempo.

Según una nota que publicó La Estrella, los vecinos concordaron en que, a pesar que estos trabajos de una u otra manera generarán algún trastorno, la satisfacción de poder ver que el sector se modernizará y contará con nuevas prestaciones es mucho más importante. Y por eso, lo agradecen.

De acuerdo a lo que han anunciado las autoridades del MOP, los diez mil millones de pesos que se invertirán en las obras cambiarán profundamente el rostro y las condiciones de servicio que tiene esta ruta a lo largo de 12 kilómetros. Se trabajará en dos fases, la primera entre el kilómetro 6 al 12 y, la segunda, en el tramo del kilómetro 0.8 al 6. La ejecución de las obras se extenderá por 732 días, es decir, serán casi dos años los que la ruta por Azapa estará intervenida por estos trabajos, con todo lo que aquello significa. Hay que tener en cuenta que este tipo de remodelaciones demanda, por ejemplo, también el traslado o la reubicación de redes de servicios.

Es una intervención mayor de un sector que está ampliamente poblado, y en el que además se registran los traslados hacia zonas agrícolas y colegios.

Es por eso que una de las interrogantes que inmediatamente aparecen, es que si más allá de la reposición y modernización de esta ruta, podrá ayuda a descongestionar y dar fluidez a este sector de la ciudad. Un sector que ha crecido sin tomar consideraciones como su conectividad vial.

La libertad condicional es un derecho al que puede postular un condenado a una pena privativa de libertad de más de un año de duración, siempre que cumpla con los siguientes requisitos: 1) Haber cumplido la mitad de la condena que se le impuso, salvo que lo hayan sido por delitos graves, que requieren haber cumplido dos tercios de la condena, los condenados a presidio perpetuo calificado requieren haber cumplido 40 años, y los condenados a presidio perpetuo requieren 20 años; 2) Haber observado conducta intachable en el establecimiento; 3) Haber aprendido bien un oficio; y 4) Haber asistido con regularidad y provecho a la escuela del establecimiento penitenciario y a las conferencias educativas que se dicten, entendiéndose que no reúne este requisito el que no sabe leer y escribir.

La libertad condicional la concede la Comisión de Libertad Condicional, que funciona en la Corte de Apelaciones respectiva, durante los meses de abril y octubre de cada año, previo informe del establecimiento penitenciario, la que en Arica está formada por un ministro de la Corte de Apelaciones y dos jueces, del Juzgado de Garantía o del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de la ciudad.

Para tal efecto, el Tribunal de Conducta, que lo conforman funcionarios de Gendarmería y también puede integrarlo un miembro de los Tribunales de Justicia designado por la Corte respectiva, los días 25 de marzo y 25 de septiembre de cada año, confeccionará una lista de los condenados que reúnan los requisitos antes referidos, y la enviará a la Comisión de Libertad Condicional para el respectivo pronunciamiento, y una segunda lista de los condenados que solamente reúnen los dos primeros requisitos, a los que la Comisión, en casos calificados, por voto unánime y fundado se les conceda el beneficio. A los de la lista uno por mayoría de votos se les concederá el derecho.