Lecciones
La histórica y para muchos sorpresiva victoria de la selección mexicana de fútbol frente a Alemania por la cuenta mínima, este fin de semana en el torneo mundial que se desarrolla en Rusia, ocurrió justo en momentos en que la afición mexicana recordaba que hacía dos años, por esta misma fecha, la selección chilena le propinaba a su equipo una despiadada goleada de siete a cero, en el marco de la Copa América Centenario.
El de este sábado fue el momento en el que, ya en otro contexto y ante otro rival, los mexicanos analizaban cómo han cambiado los escenarios tanto para ellos como para Chile. En Chile se hacía lo mismo, se analizaba lo que ha pasado, pero esta vez lejos del marco en el que está el entonces goleado rival.
Y es evidente que los escenarios competitivos para ambas selecciones son muy distintos. Chile aún no digiere la estrepitosa derrota que le significó el no llegar a la cita planetaria en Rusia, que hubiera sido la tercera consecutiva y el mejor cierre de la "generación dorada" del fútbol chileno. Una derrota mucho más dolorosa que la goleada que sufrió México.
Tras lograr primero la Copa América en 2015 y posteriormente la Copa América Centenario en 2016, en la "Roja", y particularmente en algunos de sus jugadores, pareciera que hubo un excesivo triunfalismo, en donde se notaba mucho más interés y concentración en presumir de los logros y hacer gala de los títulos, que de revalidar aquellos pergaminos.
La situación de México fue distinta. La derrota ante Chile fue la primera que enfrentaba su técnico Juan Carlos Osorio, y la segunda más abultada en la historia del combinado. México masticó el dolor y la humillación, soportando estoicamente la presión y las críticas, especialmente hacia el cuerpo técnico y algunos jugadores.
Sin embargo, creyeron en sí mismos y en su proceso. En Chile, en cambio, gracias al éxito repentino y probablemente circunstancial, no hubo capacidad de reacción incluso con el mundial a las puertas. El 18 de junio hoy es una fecha de festejos para los mexicanos y de lamentos para un Chile que quizás recién aprende la lección que los aztecas aprendieron hace dos años.