La familia y los cambios culturales
Vivimos en una sociedad que enfrenta un ritmo tan vertiginoso, que cada vez es más difícil lograr cambios positivos en medio de una serie de tendencias negativas y controvertidas que la inundan día a día. Ya sea desde la seguridad, lo sanitario, o en general, sobre la convivencia social, distintos organismos se empeñan en promover las más diversas iniciativas que contribuyan de una u otra manera a mejorar este mundo en el que vivimos.
Sin embargo, cada uno de estos esfuerzos choca de golpe con costumbres enquistadas y que se transforman en parte de culturas particulares.
Es por eso que hoy se hace muy necesario que toda campaña que busque establecer buenos hábitos sociales o terminar con otros que pueden ser nocivos, se trabaje pensando en el contexto cultural de las costumbres que al respecto puedan estar arraigadas.
Por ejemplo, para fomentar la cultura del reciclaje y el cuidado del entorno, muchas campañas han apuntado a la educación de los niños y jóvenes como principales promotores de este tipo de conductas.
De igual manera, en el caso nuestra ciudad, es muy importante que exista un trabajo intenso, consistente, permanente y bien enfocado hacia estos segmentos a la hora de combatir un problema tan presente y complicado como es la basura.
Un desafío similar se da con otros problemas sociales que enfrentamos en Arica, como el abuso del alcohol y el consumo de drogas. En ambos casos, el aporte que se pueda hacer desde el núcleo fundamental de nuestra sociedad, como es la familia, es la base para los futuros resultados. Dentro de las familias también se debe asumir la responsabilidad que en cada uno recae por las acciones que se tomen tendientes a evitar que los niños y jóvenes de hoy, se conviertan en los adictos y dependientes del mañana.
Los cambios culturales más profundos, sin duda, comienzan en el seno del hogar. Los esfuerzos que puedan hacer el Estado, iglesias, organizaciones sociales o no gubernamentales, en orden de intervenir en el presente y el futuro de nuestros jóvenes, nunca serán más importantes que lo que puede hacer la familia.