Claudio y Juan son dos amigos que trabajan juntos en las mineras y que cada vez que tienen semana libre llegan hasta Arica para practicar su pasatiempo favorito: La pesca.
En playa Las Machas, frente a la venta de napes, los compadres pueden pasar todo el día a la orilla del mar con los sedales instalados a la espera de que algo pique.
"Hemos estado tranquilos pescando todo el día. Es que sirve para relajarnos, para salir de lo cotidiano y olvidarse un poco del trabajo", señaló Claudio Fernández.
La mayoría del tiempo, lo que logran pescar es devuelto al mar. En una que otra ocasión, esos peces de mayor tamaño terminan en el plato. Lo importante es la experiencia y no la recompensa. Por tal motivo, si no se pesca nada en la jornada, aún así el día termina siendo valioso para estos dos amigos.
"A nosotros nos gusta la pesca sustentable. Lo que pescamos lo devolvemos al mar, para su desarrollo. Es rara la vez que sale un pez grande, pero cuando ocurre es una emoción enorme, es la adrenalina que nos invade", explicó don Juan Castillo.
Y es que la práctica de la pesca no requiere de mayores inversiones. Una caña de 18 mil pesos comprada en una tienda deportiva local y un sedal encargado a China por cinco dólares. Lo que más requiere inversión son los plomos, pues estos terminan siendo las víctimas de esos peces rebeldes que no quieren dejar el mar.
La poca cantidad de gente en ese sector de Las Machas, el oleaje y las corrientes hacen que los pescadores lleguen al lugar con maletas e incluso carpas, para pasar días disfrutando de una pasión que personas de todas las edades pueden realizar y que sin duda fortalece lazos.