Decencia obliga
Estamos a las puertas del llamado carnaval más hermoso de Chile. Con la Fuerza del Sol prepara ya todas sus actividades, que tienen su punto central con el desfile y los bailes de todas las agrupaciones que se dan cita en Arica, y que llegan desde distintos puntos de la región y del país, incluso, desde el extranjero.
Son decenas de miles de visitantes, espectadores y participantes quienes dan vida a este evento que este año se realizará a fines de enero, nuevamente ocupando la zona que converge en el histórico Morro.
Es justamente el centro histórico de la ciudad el que recibe toda la carga de este evento, en cuanto a espectadores, comercio, visitantes, músicos y bailarines, además de todo lo que gira en torno a la organización. Sin embargo, todo este sector no existe sólo durante el carnaval.
Toda la zona que acoge este evento es residencia permanente de vecinos y comerciantes locales, quienes han hecho saber sus inquietudes sobre hechos anexos al carnaval y que los terminan perjudicando.
Principalmente se refieren al hecho de que algunas de las calles del sector se conviertan en baños públicos durante un espectáculo que atrae las miradas no sólo nacionales sino que también internacionales.
Los vecinos de calles como Yungay y las que se ubican en los faldeos del Morro y cercanas al Parque Vicuña Mackenna, deben soportar la falta de respeto y civilidad de partes de algunos, quienes orinan y cumplen con otras necesidades básicas en el sector, sin respeto alguno por quienes viven en el lugar.
El alcalde Gerardo Espíndola, en conversación con "La Estrella", declaró que el municipio ya se encuentra trabajando en fórmulas dentro de sus competencias, para resolver estos inconvenientes. Sin embargo, la solución de fondo no pasa por más o menos baños que se instalen, si bien lo necesario que éstos son.
Tiene que ver también con la consideración que tengan todos y cada una de las personas que se relacionan con este evento, para con los vecinos y la ciudad misma. No se puede embellecer la ciudad sólo ante las luces y las cámaras, mientras tras bambalinas se convierte en un basural y en un baño público insalubre.