Un minuto para reflexionar
Las horas que se aproximan van coronando una vorágine que se mueve entre el consumo y los sentimientos en los que la familia está más presente que nunca. Y es este aspecto, finalmente, el que debe prevalecer. Porque los valores familiares no pueden verse en riesgo por la celeridad de las horas que ya se viven.
Esto es especialmente importante en el caso de la seguridad vial. Y es que junto a la velocidad y la premura que puede existir, típico del chileno que deja todo para el final -más de alguno recordará- también vienen jornadas de festejos, en los que el consumo de alcohol está presente.
Ocurrirá este largo fin de semana y se repetirá el próximo, cuando todo el mundo espere la llegada del nuevo año, otra vez, probablemente apremiados por los tiempos y las circunstancias. El caso es que estos días en los que se espera la reflexión y la introspección, resulta que por lo general se convierten en ocasiones para celebrar sin moderación
Las estadísticas son claras y evidencian que el andar con unos tragos de más es altamente peligroso. De ahí los llamados de la autoridad y de diversas instituciones privadas al control y la responsabilidad, más aún en una ciudad como Arica, que si bien tiene muchas calles estrechas y con tránsito lento, tiene varias otras que permiten acelerar los vehículos más allá de lo razonable y prudente.
Y no es casualidad que varios de los más terribles accidentes automovilísticos se registren precisamente en las avenidas de alta velocidad, en las salidas a los valles o en las rutas costeras. A veces hay quienes aprovechan su longitud para avanzar a velocidades que largamente superan lo permitido.
En todos los casos, siempre la responsabilidad está en manos de los conductores. Más allá de los esfuerzos que pueda hacer Carabineros, por ejemplo, estableciendo controles, lo cierto es que hay conductores que incluso se dan maña para eludir la acción policial preventiva.
Estas dos semanas son realmente complejas y será menester que cada uno asuma el rol que le compete para no engrosar las tristes estadísticas.