Hace unos días, el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Defensoría Penal Pública y Gendarmería suscribieron un protocolo de acuerdo para mejorar la seguridad al interior de los tribunales de la jurisdicción de Arica.

Esta firma es el fruto de una serie de reuniones que se desarrollaron en los últimos meses en la Corte de Apelaciones de Arica, cuya labor apuntó a optimizar los mecanismos de seguridad en los tribunales, especialmente en el edificio que alberga al Juzgado de Garantía y al Tribunal de Juicio Oral en lo Penal.

El ataque que sufrió un magistrado, que fue tomado como rehén por un imputado en el Juzgado de San Bernardo; y las amenazas de muerte que sufrió un fiscal por un familiar de un imputado en una audiencia en un juzgado de Villarrica llevó al Poder Judicial a desarrollar reuniones tendientes a evitar que se repitan este tipo de hechos. Si bien son casos aislados que ocurrieron en otros puntos del país, en Arica decidimos trabajar en medidas preventivas y no reactivas. Fue así que luego de varias reuniones de una mesa de trabajo elaborada para este fin, se elaboró este protocolo interinstitucional que, tal como lo manifesté el día de la firma, permitirá coordinar acciones para mejorar la seguridad en los recintos judiciales.

En Arica, la Corte de Apelaciones y los tribunales cuentan desde hace años con máquinas detectoras de metales y cada sala de audiencias cuenta con el personal de Gendarmería que en forma idónea y profesional entrega la seguridad necesaria a las partes intervinientes y al público que asiste a diario. A esas medidas se sumarán las planteadas al interior de esta mesa de trabajo en la que fiscales, gendarmes, jueces y administradores de tribunales aportaron con ideas que se plasmaron en este acuerdo.

Como Poder Judicial, creemos que esta firma del protocolo interinstitucional se convierte en una herramienta necesaria tanto para jueces, las partes intervinientes, los funcionarios y principalmente para los usuarios que a diario llegan a las audiencias en estos dos tribunales.

Uno de los temas que se analizaron durante el año con especial atención en nuestra región, es el cambio climático y los efectos que puede tener en actividades económicas, industriales y en la vida cotidiana. El ciclo Visión Regional, por ejemplo, analizó esta temporada los efectos y desafíos que impone este fenómeno en la actividad agrícola.

En este sentido, el llamado es a tener una cultura distinta a la hora de enfrentar la actividad agrícola, una cultura que vaya desde la prevención y cruce hasta la innovación. Y es evidente que este tipo de cultura, de visiones ante el cambio climático, debe ser transversal a la actividad humana. La Tierra está enferma desde hace años por causas del hombre y su progreso industrial. Algunas de sus consecuencias son el aumento de las temperaturas, deshielos, sequías, inundaciones, incremento en el nivel del mar, desaparición de especies e incalculables pérdidas económicas a nivel mundial.

¿Qué podemos hacer nosotros para revertir esta dramática situación? Mucho. Cada esfuerzo individual por más pequeño que aparezca es un gran paso para transformar los hábitos de los demás y propiciar una defensa sin pausas del medio ambiente.

Las inundaciones ocurridas en los últimos años en Copiapó, Chañaral y Tocopilla, el aumento de las lluvias en el norte, la nevada en Santiago con todas sus consecuencias, la llegada de nuevas especies marinas, las variaciones de las temperaturas y el cambio migratorio de las aves, no parecen casualidad. Eso es algo que debemos tenerlo muy en cuenta.

Hay que cuidar el agua, la energía, proteger como un tesoro las escasas áreas verdes que tenemos en el norte y aprovechar el amplio campo que se abre con las energías renovables en la región, además de reutilizar las materias primas y evitar aquellos elementos que dañen la capa de ozono, entre algunas medidas.

Pero lo más importante es acuñar una cultura que entienda que el cambio climático es una realidad demasiado peligrosa y que aún hay mucho por hacer.

Que no podemos seguir con los mismos procedimientos, con la misma cultura y con la misma ignorancia respecto de nuestras acciones.