La felicidad
Hace unos días leía un interesante reporte sobre la relación que existe entre el bienestar subjetivo, los sistemas de participación socio-política y la dirección que adoptan las políticas públicas de un País.
El bienestar Subjetivo puede definirse como: la valoración que los seres humanos hacemos respecto de la satisfacción con la vida, es la percepción de "Felicidad".
La línea que hoy se explora hace referencia a las condiciones institucionales y políticas de una Nación, y parte de la base, de que estas tienen una injerencia considerable en el bienestar subjetivo.
La calidad, transparencia y el desempeño de las instituciones democráticas, también influyen y así, por ejemplo, la corrupción, la falta de confianza y de representatividad, se vinculan directamente con la mayor o menor conformidad de los ciudadanos con la vida cívica, por eso, justamente, es que la democracia se asocia tan positivamente con el bienestar de las Naciones, pues una de sus características más importante es la de brindar a los individuos la oportunidad de ser parte de los procesos político, incorporándonos a todos.
Promover el Bienestar Subjetivo se ha vuelto una tarea relevante, en Chile existe la urgente necesidad de volver a formar cívicamente para desarrollar mejores "aptitudes ciudadanas" y aumentar, así, nuestra participación y posibilidad de influir en la sociedad.
La reciente reposición de la educación cívica, eliminada en 1998; con cariño y mucha atención docentes, repondrá, esperablemente, la participación política, la responsabilidad cívica y, sin duda, permitirá perfilar nuevos liderazgos.
Hoy de cara a una segunda vuelta presidencial y atendida la importancia que dichos resultados tendrán para la vida de los chilenos, cabe preguntarse ¿Se puede ser feliz sin participar en las decisiones cuyas consecuencias nos afectan?