Mandas y tributos a la milagrosa "Charito" de Livílcar
En estos días de celebración de la Virgen de Las Peñas, las promesas se convierten también en protagonistas y si bien pueden ser dolorosas y tediosas, también pueden ser un baile.
"Ir de rodillas desde la entrada de la iglesia hasta el altar estando en embarazo", "Bailar en este mismo día durante el resto de mi vida", "No faltar ningún año hasta que me muera" etc… Las mandas son tan diversas como las personas y sin estas, la visita al santuario de Nuestra Señora del Rosario de Las Peñas no sería mística y atractiva.
Familias enteras se reúnen para celebrar estas fiestas a punta de cantos y bailes, que al final se convierten también en oraciones. Esas plegarias se van al cielo y más que ser un acto de dolor son un acto de pura felicidad.
Cecilia Torres y Jovanna Rodríguez son de Tacna y desde hace tres años asisten a la festividad, y desde que llegaron, si bien no lo hicieron para pagar algún milagro recibido, si lo hacen para agradecer.
"Acá hay que venir con mucho fervor y respeto. no se trata de pedir todo el tiempo sino también de agradecer", dice Cecilia
"Cuando las mandas son de bailes, son bien divertidas, porque las personas las hacen con mucho amor y fervor. Por lo general vienen a pedir un milagro de salud, dinero o amor".
Sacrificio
El terreno mismo obliga a entrar en un proceso de reflexión así no se quiera. Es como si el lugar tuviera un espíritu propio y ordenara concentrar la mirada y callar un poco, porque un paso en falso sería toda una catástrofe. Entre piedras, riachuelos y quebradas, los fieles a la milagrosa "Charito" se reúnen para caminar hasta el santuario ubicado en el sector de Livílcar, aproximadamente a 72 kilómetros de Arica, y mientras se recorre, también se van conociendo un poco esas historias solemnes y hasta graciosas que muchos peregrinos hacen en sus mandas.
"A mí me gustan las de bailes. Lo hacen muy bien, claro, que cuando ya es con ancianos es complicado, porque muchos ya están enfermos y pues ellos vienen y se desplazan por acá, y si uno se demora hasta tres o cuatro horas, con ellos sería más y de pronto les pueden pasar muchas cosas", comentó Torres.
Unos días antes, personas ya pueden estar armando sus carpas para tener todo listo y asegurar los mejores lugares para descansar, lo que para algunos toma cuatro días para otros toma hasta una semana previa.
Los bailarines deben tener el traje listo e impecabe para la hora de la presentación y así una vez más, como cada año, pagar la manda.
Los peregrinos emprenden una larga caminata, pero alrededor de la música y baile, todo puede ser más fácil. Sin embargo, la mayoría de la gente va y viene de inmediato, haciendo de la peregrinación un símbolo de entrega. Claro que durante la travesía hay ramadas donde se puede comer y descansar y al finalizar el camino hay stands donde comprar medallas, recuerdos, oraciones o amuletos religiosos y hacer de la estadía algo más largo.
Las tradicionales eucarístías encuentran en los fervientes peregrinos como María Romero sus más leales seguidores para el pago de mandas. "Acá lo más lindo son las misas, realmente uno tiene contacto con la milagrosa", afirmó.