"Raw": el placer de la carne
Netflix estrena la película de la francesa Julia Ducournau que provocó desmayos en su paso por festivales internacionales. La historia de una adolescente vegana que se vuelve caníbal aterra ahora en el streaming.
"Raw", ópera prima de la francesa Julia Ducournau, nos enfrenta a la comentada dicotomía del streaming versus la experiencia en cines. Cuando se estrenó en Cannes el año pasado, llegaron reportes de desmayos. Luego, en el Festival de Gothenburg y en el de Toronto, se sumaron vómitos y decenas de personas que, descompuestas, abandonaron las salas. La gran fantasía de William Castle -director y productor de terror que en los 50 promocionaba sus películas estacionando ambulancias fuera del cine-, cobraba vida. O al menos así lo aseguraba una prensa impresionable que parecía alimentar la mística maldita -y marketeada- de una oferta en busca de una audiencia global.
Pero el reciente aterrizaje de la película en Netflix nos revela que "Raw" no es tan cruda como aseguraba la cobertura festivalera. Y, retomando la inquietud inicial, que la pasividad con la que la consumimos en nuestros televisores se puede explicar por la ausencia de un público que potencie nuestra catarsis. Digamos que los grandes clásicos del horror aterraron en grande. Bela Lugosi se hizo célebre gracias al espanto colectivo.
Sin embargo, el sensacionalismo -alentado por la misma producción- no nos alertó de los méritos de una historia de iniciación en la que la sangre está siempre subyugada a los giros del guión. Justine (Garance Marillier) es una adolescente que está descubriendo su identidad. Matea y fiel a la ruta trazada por sus padres -veterinarios y veganos-, ingresa a una prestigiosa universidad de Francia, donde también estudia su hermana mayor. Ahí, en medio de un violento ritual de mechoneo, comerá, contra su voluntad, un trozo de riñón de conejo crudo. Desde ese momento, algo en ella cambiará. El gusto por la carne la llevará a una especie de estado febril que viene acompañado de una voracidad sin límites por digerir animales y, como era de suponer, carne humana. La hermana también guarda sus secretos. La tensión que se generará entre ellas incrementará la brutalidad de la apuesta.
La analogía que la película hace entre el canibalismo y el despertar sexual de su protagonista le dan a "Raw" otra capa de lectura. Pero Ducournau no es Sofia Coppola. Su principal intención es impactar mediante un gore convincente. El problema es que la verosimilitud de los acontecimientos se ve dañada por la supremacía de la sangre dentro de la jerarquía de elementos. Todo parece funcionar en beneficio de las escenas epatantes. Los personajes (diseñados con trazo grueso), las situaciones límites, la sensación de "peligrosidad" constante y los múltiples excesos alimentan un universo salvaje, pero de pocos matices.
Por su temática, a "Raw" la podemos comparar con "Trouble every day" (Claire Denis, 2001), aunque por su efectismo está más cerca de las películas de Gaspar Noé ("Irreversible") o Catherine Breillat ("Anatomía del infierno"). Julia Ducournau recoge ese espíritu provocador para ingresar en los sensibles salones del cine.
"raW" explora el gusto desmedido por la carne de una joven de padres vegetarianos.
julia ducournau, directora.