Leyendo las propuestas de proyectos de acuerdo de responsabilidad política en los delitos cometidos al interior del Sename, se olvida incluir la investigación de los responsables y culpables, tanto de las muertes y los abusos a estos niños vulnerables. El Instituto Nacional de Derechos Humanos, ha denunciado solo 24 casos de 1313 muertes al Ministerio Público. Llegar a un acuerdo político, sin investigar en su totalidad en esta materia es reconocer que la clase política tiene privilegios más allá de la ley y solo basta llegar a un acuerdo para exculparse. Los ciudadanos merecen saber que los culpables son investigados para que reciban el castigo según las leyes vigentes, de otra manera terminaremos todos como los avestruces y en el futuro volveremos a tener los mismos casos de hoy. Organismos internacionales tendrán motivo para entrometerse en materias propias de la soberanía del país, aunque también se les pueda proponer un acuerdo político. Los niños merecen más que acuerdos.
Aborto
Los grandes crímenes siempre se perpetran de noche: el malo necesita la oscuridad para agazaparse y obrar a traición o sobre seguro. De la misma forma, anoche el Senado de la República tocó fondo, con la aprobación de un proyecto de ley que ampara la muerte de niños inocentes.
El desaforado regocijo de quienes "celebran" este hecho es incomprensible. Y ese regocijo, tratándose del adversario, se trasmuta muchas veces en odio. Si hoy circulara un bus que dijera lo obvio: "Aborto es muerte. El TC debe hacer su trabajo: proteger el derecho a la vida", la reacción violenta de algunos no se haría esperar.
Junto con el obvio holocausto que esta decisión supone, aparecen otros dos puntos inquietantes. El límite del poder político, los derechos fundamentales, fue avasallado, abriéndose la puerta a la vulneración de todos los demás derechos, de jerarquía inferior al de la vida. Y la estatura moral de la política: no muchos jóvenes querrán integrar o admirar una institución que desprecia bienes esenciales, con una celeridad que corre pareja con una pobre y demagógica argumentación. Con esto, además, aumenta la desafección por las instituciones en general.
Queda la intervención del Tribunal Constitucional, que, si cumple con su función, debe rechazar el proyecto. Tengamos fe que así será.
Marcos Concha Valencia
Benjamin Lagos
Soñando Chile