Plan Araucanía
El Gobierno haciendo honor a su principal característica cuál es, presentar medidas e iniciativas de ley inconsistentes;con bombo y platillos ha promulgado "El Plan de Reconocimiento y Desarrollo para La Araucanía",con la esperanza de que con esta iniciativa va a desterrar el terrorismo de la región.El más mínimo sentido común señala, que las únicas medidas que lograrán desterrar el terrorismo de la región, son reconocer como territorio independiente mapuche la región de La Araucanía o neutralizar por la fuerza los movimientos terroristas,que luchan por reconquistarla.
En síntesis,ningún plan,medida o ley va a lograr modificar el estado de violencia en la Araucanía,mientras estas,no apaciguen entre otras, a las comunidades Temucuicui Autónoma,Chuiquitoy, Chacaiico,Collico, las que aseguran que La Araucanía es territorio mapuche y no chileno.
Estado Laico
Lamentablemente se confunden las cosas y muchas personas actualmente piensan que un Estado laico es un Estado anticonfesional o militantemente ateo. Muy por el contrario, un Estado laico es precisamente uno en que se separan las esferas políticas de las religiosas, y se disuelve entonces la confusión entre Iglesia y administración civil, pero sin que estas esferas dejen de interactuar válidamente unas con otras en determinadas instancias.
Concordamos que el ideal de un Estado es la neutralidad ante las diversas creencias de las personas, no obstante dichas creencias no solo pertenecen al ámbito privado de cada individuo o grupo sino que también se hacen públicos en la medida en que conforman o estructuran valores y perspectivas que van moldeando opiniones éticas e incluso políticas.
Ante esta realidad, es el Estado quien debe amparar la libertad de conciencia y la libre expresión de los credos, aunque obviamente mediando sus límites en el respeto a la conciencia ajena. Dicho esto, cabe decir que la polémica generada esta semana por el predicador Javier Soto en la televisión es preocupante, pues a raíz de ello, se han alzado voces buscando la censura del movimiento evangélico al que él tanto dice representar.
La decisión del conductor Villouta de invitar a Soto a su programa tampoco nos parece inocente puesto que existe una conocida trayectoria de encuentros similares entre ambos. Como cristiano evangélico me preocupa de que alguien se adjudique la vocería de la iglesia para si mismo, y por otro lado, que haya gente aprovechándose de esto para promover una agenda antirreligiosa.
Jaime Ojeda Torrent
Carlos Salazar Sandoval