El abogado Manríquez me acusa de no conocer la sentencia del Tribunal Constitucional que habría "zanjado el asunto" y, con ello, me imputa estar desactualizado en el debate, con lo que yo vendría a "defender" el juego ilegal (Carta del 25 de frebrero) . Sin embargo, en ningún caso he querido reducir la discusión a esos términos porque aquí no se trata de la legalidad o ilegalidad de las normas que prohíben el juego en el Código Penal, sino que de criterios de utilidad y realidad que sitúan el problema en que las leyes chilenas contienen una regulación que no se ajusta a los tiempos que corren y tiene evidentes vacíos. En la mayoría de los países del mundo desarrollado las máquinas de juego que el Sr. Manríquez quiere prohibir con particular vehemencia, al amparo de una distinción entre azar y destreza propia del siglo XIX, funcionan en establecimientos abiertos a toda clase de público: bares, restaurantes y centros comerciales. En general se entiende que las denominadas "máquinas" son una forma de entretención a la que puede acceder un sector de la población que económicamente no tiene la posibilidad de ir a un casino de juego. A través de la autorización de estas máquinas se busca evitar la proliferación del juego clandestino y las apuestas ilegales. Ha dado buen resultado, por ejemplo, en Europa. A la luz de este argumento de utilidad, uno puede darse cuenta que detrás de la prohibición de toda clase de juegos que no se realizan en casinos formales hay una ganancia secundaria evidente para ciertos intereses económicos que escapan, precisamente, de la sentencia del Tribunal Constitucional. Esto en la medida que no se puede pedir la inconstitucionalidad de un reglamento ni de las resoluciones de la Superintendencia de Casinos que responden a esos intereses que son objeto de mi crítica.
"Vuelta la página"
El PC dice que "es difícil dar vuelta la página" por lo del caso Mariana Aylwin, sin embargo a la luz de los continuos desencuentros que han tenido con la DC a lo largo de los años, parece que ni siquiera han abierto el libro…
"Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee"
Miguel de Unamuno (1864-1936)
Dr. Nicolás Oxman
Profesor Universidad Autónoma
de Chile
Luis Enrique Soler Milla