Desde las diez de la noche, un grupo de más de 70 personas realizó una escalada nocturna en la península del Alacrán, la mítica ex isla volvió a tener a atrevidos escaladores por sus roqueríos, luego de que este deporte no se practicara en el lugar por alrededor de cinco años.
La actividad nocturna contó con cintas slackline y de acrobacia en tela, siendo estas ideales para ejecutar subidas y aprovechar el impulso para generar alguna pirueta para el que se atreviera a hacerla en la altura y simular incluso algunos actos circenses con el mismo material.
La idea principal era, según lo contado por Paulo Noya, organizador de la escalada que "la gente pueda vivir la experiencia de escalar y romper con la rutina".
La mayoría de los asistentes fueron jóvenes, quienes se aventuraron a experimentar otra vez la subida por las rocas de la ex isla, siendo algo nuevo para algunos y ya una nostálgica actividad para otros más experimentados en lo que a subir las pendientes de El Alacrán se refiere. Algunos, solo habían tenido la experiencia previa de un par de escaladas. Entre ellos, Fabiola Arancibia quien realizó la escalada para principiante y comentó que este "es un deporte de mucha adrenalina, que te hace olvidar todos tus problemas y es apto para todos". Otro de los participantes, Mauricio Fermín, explicó que se encuentra en Arica pasando sus vacaciones, le pareció "bacán la escalada, además fue al lado del mar. Está muy bien que hagan este tipo de cosas en la ciudad".
La difusión del evento comunitario se expandió rápidamente por las redes sociales, y la convocatoria fue igual de extensa. Lo que ha comprobado que los jóvenes ariqueños "están buscando realizar "deportes que no sean los tradicionales", opinó el escalador Giaodoro Núñez, quien adelantó que buscan repetir la actividad en las Cuevas de Anzota.
Así, el deporte extremo no ha muerto en la zona, solo necesitando de experimentados profesionales, el equipo apropiado y las ganas de los iniciados para continuar con la práctica de escalada en una zona donde es más común ver paseos en bicicleta o el ya tradicional surf y bodyboard de las costas.
La escalada en la isla, fue suspendida por unos cinco años, en que ninguna persona volvió a subir las rocas que conforman la ex isla y ahora península, en un ambiente que de forma nocturna puede ser toda una experiencia entre la oscuridad, el viento y la altura, la que no forma un riesgo demasiado grande y puede servir de entrenamiento para los novatos, ya que en la ciudad, muchas son las zonas donde se puede practicar a mayor altura.