Uno de los aspectos conceptos más controvertidos en el estudio del lenguaje es el análisis del discurso; porque siendo un texto oral o escrito, que describe una situación, representa al mismo tiempo una posición filosófica e ideológica, dentro de un contexto histórico y social. Así, cuando analizamos el discurso de Isabel Allende -la escritora - podríamos decir que su uso del lenguaje denota una ideología feminista y progresista en tanto que cuando escuchamos a Donald Trump, éste suena tremendamente autoritario, conservador y deslenguado.
El discurso, cualesquiera sea su naturaleza - casi siempre es político, ya que en la mayoría de los casos el que comunica tiene en mente influir en la conducta de quienes lo escuchan o leen. Por eso, cuando la gente dice: - oye por favor, no metamos política en la conversación- el hablante está tratando de persuadir a la audiencia y por lo tanto está actuando políticamente, ya que está intentando convencer a quienes le escuchan de la conveniencia de dejar fuera el tema ideológico, lo que podría ser o no compartido por sus interlocutores.
El uso del lenguaje en forma de discurso no está reservado solo para los políticos. Entre sus diversas variables hay discurso deportivo "son cosas del fútbol", hay discurso farandulero "aunque no lo crean, la historia es real, no es un tongo" y hay discurso periodístico, como el de esta columna. Dentro de este contexto cabría preguntarse con qué tipo de discurso habría que identificar los juicios de opinión emitidos por los chilenos de diversos sectores sociales y culturales, sobre el incidente de la muñeca inflable, obsequiada al ministro Luis Felipe Céspedes por el Sr. Fantuzzi.
Discurso político no es, tampoco deportivo y menos farandulero. Quizás es un discurso sensacionalista, que cada vez apasiona más a los chilenos, cuyo fin no es otro que subir el rating, exagerando el perfil de una noticia de muy escasa relevancia, cuyos protagonistas, siguiendo la corriente, en vez de morirse de la risa para luego sonrojarse, deberían haber ofrecido en forma inmediata sus disculpas al país, por su tamaña estupidez.