Hace un tiempo que la campaña "Hora de Parar" que busca frenar la odiosidad en Twitter, se ha instalado como una forma de hacer que el uso de esta red social sea más humano, incluso, con mayor educación y respeto. Esto, en atención a la popularidad que ha ganado esta manera de comunicarse o hasta simplemente expresarse.

Lo cierto es que las redes sociales forman parte de nuestras vidas, y su uso tiene una extensión amplia. No sólo se trata de debatir con mayor o menor educación y respeto, sino que se unan series de visiones y usos para las distintas plataformas en la web.

La reciente Encuesta Bicentenario realizada por la Universidad Católica y GFK Adimark, mostró que las redes sociales no son sólo espacios para la distracción. De hecho, según el estudio, se usan principalmente para comunicarse con familiares y amigos cercanos, aspecto en el que medios como Whatsapp y Facebook ocupan el primer lugar.

La encuesta, que se realizó cara a cara a más de dos mil personas en el país, permitió conocer además, que existe conciencia en los usuarios respecto a los riesgos a la privacidad que existen debido al uso intensivo de las redes. Un 66% de los encuestados reconoce que los usuarios se exponen a críticas y un 61% cree que la gente se muestra distinta a la realidad.

Otro de los resultados llamativos tiene que ver con la confianza que la gente tiene en las distintas fuentes de información. En ese sentido, la radio Twitter, Whatsapp, los diarios y la televisión aparecen como los más confiables, mientras que Facebook es la que menos confianza proyecta.

Hay muchas conclusiones respecto del uso que hoy se hace de las redes sociales, pero en general, es importante considerar que La confianza y la credibilidad siguen siendo atributos que paulatinamente se han ido perdiendo de las redes, y son aquellos canales más tradicionales los que, utilizando estas plataformas, buscan mantenerlas.

En una sociedad hiperconectada como la nuestra, cada vez se hace más importante la confianza y que la comunidad, los usuarios, tengan en cuenta dónde ponen sus ojos y sus oídos.

29 de noviembre de 1977

¡Yo lo gané! El grito de júbilo de Victoria Andrade Carrasco fue espontáneo cuando La Estrella le informó que había resultado ganadora del concurso "Un ariqueño en la pelea Vargas-Canto". El sorteo se efectuó ante el notario público Fernando Montero, en la crónica de este diario.

Aunque pocos se percataron ayer, en plena amanecida, apareció en las montañas un arcoiris, que a más de uno llamó la atención. Sin embargo, se trataría de lluvias en la montaña y la cercanía del invierno altiplánico.

Muchos desconocemos el valor patrimonial que tiene el casco antiguo de Arica con sus 412 años de existencia. El actual trazado de sus calles data de 1605 después del terremoto y maremoto del año anterior que hizo desaparecer la ciudad ubicada primitivamente donde hoy se levanta la Intendencia, Universidad de Tarapacá, Arica City Center, el Casino y el parque Brasil. El primer plano urbano data de 1668 corroborado en 1713 por Amadeo Luis Frezier. Sus límites eran calle Dieciocho por el norte, pie del Morro al sur, Máximo Lira al Poniente y Patricio Lynch hacia el Oriente. Solo han cambiado los nombres de las calles. En 1915 llegó la electricidad reemplazando las lámparas a gas con los primeros tendidos de líneas aéreas, cinco años más tarde la urbanización con las redes subterráneas de agua, alcantarillado y pavimentación y en la década del 40 instalación telefónica.

Este valioso patrimonio urbano ha sido castigado durante estos últimos años sin misericordia con las redes indiscriminada de cables aéreos telefónicos, electricidad y de las compañías de telecomunicaciones sin ningún tipo de regulación para evitar la aberrante contaminación visual con marañas de cables hoy mayoritariamente en desuso.

Se quiere poner en valor este casco antiguo, donde el BID está dispuesto a financiar el proyecto. Significa un largo proceso el que podría tener un excelente avance si en el menor plazo posible las compañías contribuyeran voluntariamente primero a eliminar y luego instalar subterráneamente los tenidos existentes dentro de este sector como un aporte al turismo lo que tendría un mejor efecto publicitario dentro de sus millonarias inversiones destinadas a destacar imágenes corporativas. Los efectos inmediatos serian terminar con la contaminación visual, mejorar y modernizar el sistema de alumbrado público lo cual facilitará el futuro proyecto de rescate de los frontis de edificios patrimoniales con una visión panorámica transparente y limpia.