Sólo días después de que se conocieron los problemas que tuvo el club San Marcos de Arica para pagar los sueldos de su plantel, la institución busca recaudar más fondos mediante la fórmula más antigua y elemental que tiene esta actividad. Se trata de llenar las gradas del Estadio Carlos Dittborn.

Se espera así que para el duelo con Ñublense de Chillán, el próximo 16 de octubre, sean más de 8 mil los asistentes al recinto mundialista, quienes dejarían en las boleterías una cantidad mayor del borderó que habitualmente viene recaudando el club en su paso por la Primera B.

Sin embargo, más allá de la antelación con que el club está trabajando esta alternativa claramente orientada a l financiamiento de la institución, es al menos relevante analizar las razones que pueden motivar un cambio de conducta en el hincha, que en los últimos partido, cuya asistencia al estadio no llega ni a un 25% de las expectativas que hoy se plantean para el partido con los chillanejos.

Si bien la campaña del cuadro ariqueño ha sido más que auspiciosa, en un torneo de alta exigencia y pocos réditos, el público todavía no se entusiasma como lo hiciera en algunos momentos del año 2015. A eso se debe sumar otro factor determinante: el precio de las entradas. Hoy los valores que tienen los tickets para ir al estadio no son precisamente un gancho para asistir en familia o en forma masiva.

De hecho, de acuerdo a otras experiencias, de las tantas que han vivido muchos clubes en el pañis, el llamado a llenar los estadios para enfrentar desafíos deportivos o financieros, van acompañados de algún incentivo de parte del club, ya sea entradas con gancho o acompañante, o precios populares.

Para que la gente llene el estadio, así simplemente porque el club o la dirigencia lo piden, se debe realizar un trabajo mucho más profundo que sólo anticipar una venta. Se debe tener en cuenta que se está pensando en un cambio de conducta que apunta a reencantar a la hinchada, a invitarla a que nuevamente empatice con el club en un momento distinto, alejado del entusiasmo de antaño. Y aquello requiere creatividad y esfuerzo.

"San Marcos busca recuperarse financieramente, invitando al hincha al estadio".

Seguí educación sin vocación, me agradaba el mar, deseaba ser marino. Postulaba a la Escuela Naval, iba bien, pero mi decisión no era compartida familiarmente. Rendí bachillerato. Tuve éxito pero no decidía mi futuro. El ofrecimiento de la Escuela Normal "José Abelardo Núñez", permite perfeccionar mis estudios sumando la oportunidad de practicar mi deleite: jugar fútbol. Me titulé. Mi primer nombramiento Quillota. Me asignaron un primer año, eran bebitos y mi mayor orgullo profesional..¡les enseñé a leer!. Tenía 45 pequeñitos. Se me perdían a cada rato y tenía que salir a buscarlos. Me agradó. René Orlando Meléndez, evertoriano, extraordinario jugador de la Selección Chilena me sacó de Everton. " Wilfredo, eres muy joven y en el arco prefieren a los viejos, hay 2 antes que tú. Estás tapado". Me llevó a la Universidad Católica de Valparaíso, donde era entrenador. Continué estudios universitarios. Titulado, gané concurso en el Plan Piloto de Arica. Experiencias inolvidables. Recuerdo que con mi esposa compramos una citroneta. Un día la robaron y al siguiente la encontraron cerca del Colegio Medio de Hombres. Tenía un mensaje: "Perdone profe, encontramos una foto suya en la citrola…se la dejamos sanita, usted es "guena" onda." En el liceo A-1 realicé gran parte de mi vida docente. Paralelamente, académico de U. de Chile, IPA. y UTA. Dirección del Liceo "11 de Septiembre" y más adelante la del Liceo A-1. He tenido la satisfacción de trabajar con diversidad de alumnos y colegas en todos los niveles con experiencias gratísimas. Siempre me encuentro con muchos y compartimos anécdotas. Jubilado obligado, el Colegio San Marcos me contrató de inmediato. Unidad Educativa excepcional. Mis alumnos/as han sido parte muy importante en mi vida y seguiré ayudándolos. Amo mi profesión y el perfeccionamiento. ¿El fútbol?, lo dejé. Iquique, Santiago, Viña, Valparaíso y Magisterio Arica me acogieron en sus equipos. Ganaron las lesiones, fallaron un hombro, la columna vertebral y también…la edad.

"He tenido la satisfacción de trabajar con diversidad de alumnos y colegas".

Wilfredo Hidalgo, Orientador educacional"