Ni la iglesia se está salvando en el barrio de las casas quebradas
Fieles y vecinos de la Guañacagua 3 aventuran qué pasó con la capilla San Ramón Nonato, de la que sólo la cruz sobrevive intacta, aunque ya tiene todo un plan de reestructuración.
La imagen parece a una post terremoto, con réplica y tsunami incluidos.
Se trata de la Capilla San Ramón Nonato, ubicada en la Población Guañacagua 3, entre las calles Miguel Squella y Jim Hosey, la misma que por estos días presenta un panorama desolador, aunque con buenas expectativas de una reestructuración.
Suelo salino
Frente al hecho, las opiniones sobre los motivos del hundimiento de la capilla son varios y diversos.
Los propios vecinos manifestaron que los materiales con los que se construyó el recinto religioso no fueron los óptimos, por el suelo salino que ya dejó varias secuelas a las casas de ese sector.
Explican que las tronaduras que se realizaron en el sector donde se construyen viviendas nuevas, dañaron los cimientos.
"La capilla está nueva, se terminó de construir en 2013 y no duró nada, solo es cosa de ver cómo quedó y en la situación que está", declararon los habitantes de ese lugar.
Lo cierto es que la capilla presenta un desnivel en una de sus entradas principales, a eso se suma que el suelo se hunde cada vez más.
Las paredes tienen trizaduras y las puertas están desniveladas.
Eso sí, los fieles han hecho lo posible por sostener los pilares de su templo, poniendo vigas de madera para apuntalar la estructura, por lo que ya decidieron realizar misas al aire libre, en la parte trasera del templo, incluso avisando con un enorme cartel verde pegado a la entrada, que las misas se realizarán igual, con horarios y todo.
Evaluar los daños
La situación ya está en oídos de las autoridades, por lo que ya hay todo un plan de intervención del recinto, y reesctructuración, para la tranquilidad de los más fieles.
De hecho, a principios de abril, y ante la preocupación de los pobladores y quienes asistían constantemente al recinto, el padre Federico Soto de la Parroquia San Ignacio de Loyola y encargado de la Capilla San Ramón Nonato, realizó una visita inspectiva a las instalaciones dañadas para evaluar la gravedad del asunto.
Es más, el mismo obispo de Arica, Moisés Atisha, explicó que ya se habían evaluado los daños del recinto.
¿viviendo en pecado?
Por el momento, algunos vecinos, y navegando entre el respeto correspondiente y la superstición, ya comienzan a detallar y hasta a lanzar algunas teorías de qué fue lo que realmente ocurrió con el templo, más allá de las razones de ingeniería.
Es ahí donde en las calles y almacenes del sector, ya se escuchan los "algún pecado, por ahí, debe tener a esta iglesia a punto de irse a piso", "la iglesita no aguantó tanto pecadillo por este sector" o incluso "ojalá la iglesia no se nos caiga cuando estemos haciendo una misa".
Frases populares, aunque lo cierto es que la capilla harta falta hace para quienes buscan apoyo espiritual en un sector tan creyente y a veces tan aproblemado como la Guañacagua 3.