Mejoras para la región
Son los costos del progreso. Es la frase que se lee, se dice o recuerda cada vez que alguna obra termina impactando en el ritmo de vida o en la rutina de la población, más cuando se trata de obras públicas. Nuestra ciudad y en general, nuestra región hoy acusan los "costos del progreso" principalmente en sus vías, ya sean urbanas como también en las carreteras.
En estos momentos se ejecutan obras de mejoramiento y hasta de reconstrucción de tramos de las rutas 11 CH y la Ruta 5, tramos que durante años, décadas permanecieron a pleno servicio y a disposición no sólo del uso, sino que del tiempo y los elementos. Los trabajos que encabeza el Ministerio de Obras Públicas (MOP) han significado cortes de tránsito, en algunos casos, de una extensión considerable. Sólo en el caso de la cuesta Chiza, que en estos momentos está siendo ampliada, existe una interrupción diaria programada de tránsito desde las 14 a las 17 horas.
A eso se suman las pausas que día y noche se realizan para que las obras tengan continuidad. Tal como anunciara el MOP, estas interrupciones se traducen hoy en una demora en promedio de cincuenta minutos más en los viajes entre Arica e Iquique.
Algo similar ocurre hacia el interior de Arica, en donde se ejecutan los trabajos de mejoramiento de la ruta internacional, que además de prestar servicio al transporte boliviano, es un eje fundamental para los circuitos turísticos y descentralizar la región.
En ambos casos, se trata de obras en condiciones especiales. La instalación de faenas es distinta y las exigencias para las empresas que ejecutan los trabajos son mayores. No se trata de pavimentar una vía urbana con las facilidades que significa estar trabajando en la ciudad.
Hoy es importante que la población y los usuarios en general de las vías tengan mucha paciencia, entendiendo que no se trata de trabajos menores. Probablemente, las malas condiciones de estas vías significaron más de algún inconveniente para los viajantes y además, reclamos junto con denuncias.
Hoy, parte de la solución es entender, más allá del cliché, de dónde vienen los costos del progreso.