Y ahora ¿cómo comemos los choripanes?
El apetecido pan batido podría salir del mercado o ser modificada la receta de su preparación por alto uso de sal.
Cuesta imaginarse un chorizo asado dentro de una hallulla o un pan de molde. Cuesta imaginarse también, el pan con las típicas aceitunas de la zona en un formato que no sea en el del batido.
El miércoles las alarmas se encendieron cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó algo que es sabido por todos: la importancia de disminuir el consumo de sal en las personas para evitar enfermedades cardiovasculares. Esta medida también se espera sea replicada a nivel nacional por el Ministerio de Salud.
Pero ¿qué tiene que ver la marraqueta en todo esto? De acuerdo a explicaciones de expertos en salud y nutrición, la elaboración de este apetecido pan conlleva un alto uso de sodio, por lo que, neceariamente, este debe ser disminuido.
Sin embargo, expertos aseguran que al bajar la sal en la producción de la marraqueta, esta dejaría de tener las características propias de este alimento, tales como la miga, la crocancia y su sabor característico.
Chile es el segundo país con mayor consumo de pan del mundo. Esta tendencia también se da en nuestra ciudad, donde no falta en al menos, dos comidas diarias.
En la panadería HyH de calle Codpa, diariamente se comercializan unos 600 o 700 kilos de este pan, que es el preferido por los clientes por sobre la hallulla, el integral, las colizas o el molde. "Nosotros hemos reducido ya el uso de sal en la preparación. Estamos en los 300 gramos de sal por saco de harina. Disminuir aún más esa cantidad es una tontera, no se fabricaría pan, sino suelas de zapato", comentó uno de los hermanos Huanca, quienes tienen este negocio desde hace más de tres décadas.
"Para preparar el batido solo se necesita harina, levadura, agua y sal. Esta al entrar en contacto con la levadura inicia un proceso químico, por lo que si reducimos aún más la sal se formaría un pan sin sabor, plano", comentó. La seremi de Salud, Giovanna Calle, explicó que se trabaja desde el 2009 en la reducción de los niveles de sal en el pan, logrando disminuir en promedio de los 1.000 a los 400 milígramos de sodio por cada 100 gramos de pan. Desde entonces, se formó una mesa de trabajo con la industria panadera y distintos establecimientos del rubro, que se adhirieron a bajar paulatinamente la cantidad de sodio en el pan.
"Creo que se están poniendo demasiado restrictivos. Primero lo de los sellos y ahora les da con el pan ¿no será mucho?", comentó Adela Yucra, dueña de casa.