La incomodidad de Garcés con el estilo del DT albo
El portero fue quien más sufrió con la nueva forma que tienen de jugar.
El público -que llegó en masa al estadio Monumental- aún no se sentaba cuando ya Colo Colo sufría su primer golpe en la era Pablo Guede. Recién corrían tres minutos cuando el portero Paulo Garcés se equivocaba y ese afán de jugar adelantado, casi como último hombre, le juega una mala pasada. Toma el balón con las manos fuera del área y se gana amarilla y un tiro libre para Unión Española a menos de un metro de la zona de peligro y que César Pinares transformó en gol.
Era el inicio de una tarde en la que el golero sufriría y no sólo por su incapacidad, sino que también por la nueva forma que tiene el Cacique de encarar los partidos, esa en la que el arquero debe actuar como el último hombre, a merced de una defensa que juega mano a mano con los delanteros rivales.
Ya en la semana el debutante adiestrador albo le repetía una y otra vez al ex seleccionado chileno que debía atreverse y jugar con los pies. Le indicaba movimientos y lo motivaba a ser el hombre que iniciaba los ataques del equipo.
Lo intentó hacer Garcés, pero con mucha incomodidad. Cada vez que debía actuar como el último hombre se complicaba y esa salida limpia que le pedía el adiestrador nunca fue tal.
Cuando el portero debía salir a cortar las jugadas con sus pies, un suave murmullo se escuchaba el Monumental y una que otra reprimenda para cuando el cancerbero no lograba encajar un pase.
El error del minuto tres no hizo más que mostrar lo que le preparaba la tarde, porque al intentar jugar sobre el área, Garcés perdía la noción de de la cancha.
Y esto tiene que ver mayormente por lo que quiere Guede con su defensa. Jugar mano a mano con el rival y si la pelota sobra sea el portero el que aparezca. En el duelo ante Unión, por ejemplo, Barroso tomaba regularmente a Churín y Zaldivia a Salom, o viceversa, mientras ningún jugador sobraba para una pelota que flotara tras la zaga. Fue Garcés el que pagó la mayoría de los platos rotos.