Joven valor ariqueño quiere ganarle a todo con la camiseta de la UC
Brayan Quezada con sólo 14 años quedó seleccionado para las series juveniles del club cruzado.
Son pocos los jugadores de regiones extremas que logran quedar seleccionados para formar parte de las fuerzas básicas o juveniles de los clubes grandes del fútbol profesional chileno.
Pero cuando hay ganas, se cree en los sueños y está el apoyo familiar, el camino se allana en busca de una oportunidad.
Es el caso del ariqueño Brayan Quezada Molina, nieto de Jorge Molina, ex integrante del cuerpo técnico de San Marcos.
Con sólo 14 años, el volante mixto (defiende y ataca) llegó a probarse a la U. Católica, club que le abrió las puertas.
Brayan nació en Arica y estudió en el colegio Alta Cordillera, siendo su club de inicio la academia Real Andina.
Según cuenta "me incorporé a Universidad Católica el año 2014 en la sub 12 y actualmente estoy en la sub 14; en Arica vivía en la población Las Brisas y mi primer técnico fue el profesor Guillermo Cortés, luego Cristian Torres para finalmente antes de venirme estuve con el profe Mario Gutiérrez".
En la actualidad su entrenador en la UC es Benjamín Valenzuela.
Una semana
"Al club llegué porque me vine a unas pruebas masivas y estuve una semana donde tomaron la decisión de dejarme", revela.
Para el nacido en esta tierra morrina, el ir a Santiago desde Arica es para "cumplir mi sueño de ser futbolista, y en los torneos hemos estado arriba en la tabla, pero tuvimos caídas en los últimos partidos, pero en el semestre pasado tuvimos la perseverancia para poder mantenernos en la punta y así lograr nuestro primer título como equipo".
En cuanto al apoyo de sus padres, Brayan afirma que "mis papás me apoyaron en todo momento al tener que tomar la decisión de quedarme aquí en el club y hacer un cambio de vida; me costó acostumbrarme aquí ya que la vida acá es más independiente".
Dentro de su rutina tiene que ir a entrenar, hacer un viaje de una hora para poder cumplir con lo que más quiere, como es jugar al fútbol.
"Cada fin de semana lo vivo como si fuera mi último partido, y le doy gracias a Dios por haberme dado la fuerza mental para poder ser perseverante y seguir luchando por este sueño, ya que cuesta dejar a la familia, y ver que las navidades ya no son las mismas personas".