Reflexiones tras las Primarias
Los análisis, comentarios y observaciones tras las elecciones Primarias, con miras a las Municipales 2016, no se hicieron esperar tras el cierre de las mesas de votación. Y conforme se iban conociendo los resultados, buena parte del debate no se concentró en ganadores ni perdedores, sino que nuevamente en la baja participación ciudadana en el proceso.
Y es razonable. La participación en estos procesos es una especie de barómetro respecto del interés que puede tener la ciudadanía respecto a la política, más aún al considerar que hoy hablamos de un derecho a voto, más que un deber.
Así, otra vez aparecen las voces que recomiendan la obligatoriedad del voto, como una forma de asegurar la participación del electorado. Algo que sigue siendo paradójico, porque si bien muchos electores y electoras acudirían a las urnas, la participación de esa manera no garantiza una respuesta al desafío de fondo: reencantar a la ciudadanía con la política y sus actores.
Desde ese punto de vista, parece interesante el caso de Valparaíso, donde en la primaria de la Nueva Mayoría se impuso Leopoldo Méndez, más conocido como "Dj Méndez", resultando el candidato más votado en todo el país.
Un tema aparte pero digno de tomar en cuenta también, es que estas Primarias se realizaron en una fecha, para muchos, poco conveniente, debido a que se trataba del domingo en el que se celebraba el Día del Padre, lo que podría haber contribuido a la abstención. Así por lo menos lo hizo saber mucha gente a través de las redes sociales o en los medios de comunicación.
Lo cierto es que la abstención, entendida a la vez como la falta de interés de la comunidad en la política, sigue siendo un problema grave para nuestra sociedad. Y es grave porque hemos llegado a un escenario en el que buena parte de la ciudadanía cree que es más válido expresar su opinión y hasta su descontento en las redes sociales o en las calles, que hacerlo en las urnas.
La tarea, el camino, el desafío en general para el mundo político siguen siendo considerables y altamente demandantes. Un futuro en el que no hay verdades absolutas.