¿Somos o no somos equipo?
Lo peor que puede hacer un equipo (como la roja ó de gobierno) en medio de una exigente competencia, con el marcador en contra, con partidarios en las galerías insatisfechos con su desempeño, muy diferentes de cómo estaban cuando recién comenzaba el juego, los resultados anteriores, de cuatro años antes, les habían creado muy altas expectativas, el que cada jugador quiera ganar el partido por sí solo, cada uno con su propia bandera, esgrimiendo sin muchas convicciones que tiene la llave del éxito, olvidándose por completo de los otros integrantes del equipo, si a lo anterior le agregamos que desde la banca, el cuerpo técnico no da pruebas de vida, sus débiles instrucciones son acalladas por las vociferaciones de la fanaticada y de los antagonistas, todo sumado a que esto ocurre en pleno segundo tiempo, y con un primer tiempo lleno de autogoles y faltas personales, es entonces cuando aparece la opción de los cambios, para remecer al equipo, pero hay cambios y cambios, unos son cuando los realiza el D.T. y otros son cuando los propios jugadores renuncian al equipo en pleno partido, y lo más preocupante es que los reemplazantes a parte de entrar fríos, también entran convencidos que tienen la varita mágica para dar vuelta el resultado, ninguno cambia la cantinela, simplemente todo sigue igual, obviamente como siempre los jugadores, reemplazados, exonerados y auto-despedidos, salen del estadio y siguen con sus vidas, como que no ha pasado nada, amnesia total, tal vez producto del juego brusco, y también como siempre los únicos que pagan los costos sin rebaja es el sufrido pueblo que pagó su entrada para ver a su equipo ganar y solo les queda masticar las derrotas,…en todo caso cualquier similitud de lo anterior con la gestión de nuestro gobierno, Estimado Director es una simple coincidencia…nada más…
Deficiente iluminación
Aunque ya pasaron las ramadas del 7 de junio, deplorable fue ver de noche la avenida Comandante San Martín. Una deficiente iluminación, sumado a una multitud de personas y vehículos, creó situaciones de evidente peligro para las familias ariqueñas, que gracias a Dios, hasta donde se sabe, no se transformó en accidentes; pero bueno, ya pasó... ojalá para las próximas festividades, o para el verano, el sector, y especialmente el Parque Vicuña Mackenna, cuente con mejor iluminación.
Luis Enrique Soler Milla
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