Una tragedia que golpea
El incendio que destruyó parte de la Feria Manuel Rodríguez en Arica es una tragedia que hoy lamentan locatarios, pequeños empresarios, trabajadores y también clientes de estos tradicionales negocios. Si bien no se registraron desgracias personales, hay toda una vida invertida en cada uno de los negocios que sucumbieron ante la acción del fuego.
La Feria Manuel Rodríguez es una de las más antiguas y emblemáticas de nuestra ciudad. Su historia no es sólo eso, el tiempo que ha transcurrido desde que comenzara a funcionar. Su historia también es una señal del esfuerzo de cientos de hombres y mujeres, de familias, que han hecho vida gracias a sus locales.
Los daños se concentraron principalmente por los costados de Maipú y Velásquez, sectores donde los locales quedaron destruidos. Las pérdidas finalmente fueron avaluadas por los locatarios en más de 600 millones de pesos, cifra que bien podría quedar corta debido a la enorme cantidad y al tipo de artículos que se vendía en este centro comercial. Se trataba especialmente de aparatos electrónicos, teléfonos de última generación, consolas de videojuegos, entre otros.
Son más de 120 las personas que quedaron damnificadas por este siniestro, entre quienes se cuentan no sólo dueños de locales, sino que trabajadores, dependientes y arrendatarios. Es por eso que el municipio ariqueño ofreció una ayuda de 10 millones de pesos para ayudar a arrendatarios de locales.
En el otro lado de esta lamentable historia están los servicios y el lugar que tenía la feria en la ciudad. El centro comercial se había transformado en un atractivo para miles de clientes y hasta visitantes, que la recorrían en busca del último adelanto tecnológico, o las permanentes novedades que en él se podían encontrar.
Además de inversiones, trabajos y hasta toda una vida de esfuerzo, está también la identidad local, el espacio y hasta la tradición y el turismo que centros comerciales como éste se ganan en el corazón de una ciudad y de quienes la visitan, que ahora tendrá que ver y esperar cómo se levanta luego de un incendio tan devastador.