Un año, cuatro meses y 28 días tuvieron que pasar para que Emilio Rentería García (31) se viera literalmente las caras con los dos hinchas que la tarde del 22 de noviembre de 2014, fueron acusados de vociferarle insultos racistas al entonces jugador de San Marcos, en medio de un escandaloso clásico entre los locales y Deportes Iquique, que obligó al árbitro a suspender el encuentro en el Carlos Dittborn.
A las 13.40 de ayer en la sala 3 del Juzgado de Garantía, y con la pareja de hinchas iquiqueños en el banquillo de los acusados, apareció el rostro de Rentería a través de una videoconferencia desde Chillán, donde el venezolano vive.
La aparición del extranjero en pantalla fue ya que en medio de la audiencia, la fiscal Camila Albarracín propuso la suspensión condicional del procedimiento, salida alternativa que obligó a José Huerta Ortiz (28) y Andrea Molina Barahona (26) a pedirles disculpas públicas al futbolista (las que aceptó) y a la prohibición de asistir a algún espectáculo deportivo profesional a nivel país, por un año.
Asimismo, en caso que incumplan dichas condiciones o sean formalizados por otro hecho, se revocará la suspensión continuando el proceso judicial regular.
Ley de violencia
En ese entonces, la investigación fue dirigida por el ahora fallecido fiscal Rodrigo Bennit, que permitió que la SIP de la Primera Comisaría revisara fotografías y todo lo relacionado que lograra vincular a ambos hinchas con lo sucedido para determinar responsabilidades, todo en el marco de la Ley de Violencia en los Estadios.