El armenio que prefiere Arica por sobre Alemania
Ganó un proyecto para trabajar en el área de la física en el extranjero, pero prefirió cruzar el mundo para quedarse en una modesta pensión en el norte de Chile.
Nancy Carvajal maneja una pensión para estudiantes cerca del Campus Saucache de la Universidad de Tarapacá, lleva unos 35 años en ello y siempre ha gustado de recibir y atender a estudiantes que llegan buscando un lugar donde acogerse lejos de sus hogares, pero desde el 2014, que lleva conviviendo con un visitante que no es estudiante y ni siquiera es del mismo continente, puesto que el investigador Henrikh Baghramyan llegó desde la lejana Armenia para realizar su trabajo en Arica.
Como un físico enfocado en la nanociencia (investigación de fenómenos y objetos a escalas muy pequeñas) como también de la física cuántica, Henrikh llegó en febrero de 2014 a Chile para ser parte del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá y luego de un poco más de dos años el acento se fusiona con su ya experimentado español.
"Yo no sabía nada de español, imagínate que una persona está en Arica y si vas a comprar una cosa no puedes elegir lo que quieres, pero luego conseguí amigos; me encanta vivir en Arica y es cierto, en Latinoamérica puedes encontrar a personas más amables que en países de Europa en general y eso es fundamental, porque si una persona está fuera de su país, lo primero es tener un ambiente de amigos para seguir viviendo y trabajar" indicó.
Para Nancy, la llegada del físico armenio fue toda una experiencia, teniendo que recurrir al inglés y a señas para poder entablar una comunicación normal, mientras se conocían, debido a la nula experiencia de Henrikh en el español; "tenía una estudiante española, ellos se conocían por internet y le recomendó vivir aquí porque le gustaba la tranquilidad de la pensión; se me complicó algo porque cuando llegó yo no sabía nada de ingles, solo nos comunicábamos por señas, pero nos entendíamos, ahora nos entendemos perfecto porque él estudió español" contó la casera.
Seis a 8 meses, utilizando aplicaciones, diccionarios online y otros métodos a mano, poco a poco la costumbre permitió al físico llevar su actual vida, lejos de casa, pero cerca de su pasión y la tranquilidad que le brindó la ciudad.
Armenia es un país ubicado entre Asia y Europa, no posee océano y limita con países como Turquía, Georgia y Azerbaiyán (con el que tiene un conflicto fronterizo). Su capital, Yereván, es donde partió el viaje de Baghramyan, luego de ganar un proyecto en Chile (donde prefirió estar por sobre países como Alemania). Tomó un vuelo a París de 5 horas, para luego llegar a Santiago en otro vuelo de 14 horas, donde finalmente cruzó el desierto hasta Arica.
Para el armenio, el clima fue uno de los cambios más drásticos; "aquí todo el año es verano y solo un momento pasa a ser primavera, nunca hay invierno; nosotros tenemos las estaciones bien definidas, con veranos muy calientes e inviernos de menos 10 o menos quince, hace mucho frío, pero en verano puede haber 35 o 40 grados".
La búsqueda de tranquilidad y un espacio para disfrutar y conocer fueron lo que impulsaron al destacado investigador de física a viajar por días hasta la pequeña Arica. Para él, el clima, la gente y el Agro, hacen de su estadía grata; "me encanta mucho que cuando conoces una persona, al segundo día esa persona te invita a su casa, te invita a cenar" comentó.
Como Henrikh no es un estudiante, su estadía en la pensión es curiosa para el resto de los residentes; la convivencia es limitada, pero Nancy se asegura que cada uno de los ocho inquilinos al menos puedan disfrutar de un momento juntos, ya que para ella, el compartir es vital para mantener el buen ambiente del lugar; la curiosidad se dispara en cada "mechón" que llega primerizo y ve a un armenio compartiendo su espacio; las preguntas son frecuentes ya que no todos saben del lejano país. Henrikh menciona a System of a Down, la popular banda para ubicar un poco a quienes se interesan por su país natal.
Pese a que sus investigaciones en el campo de la nanociencia van con viento en popa, Henrikh no cambia a Arica por otras ciudades de Chile, como Valparaíso o Viña del Mar. También cuenta que conoce Santiago, pero prefiere algo menos caótico como Arica. Así lo explica: "conozco Santiago pero no quiero trabajar ahí porque prefiero las ciudades más chicas, donde no corren tantos autos; que haya poca gente. También se pueden encontrar las mejores frutas, me encanta ir al Agro".
En cuanto a las playas, no tiene reparo en opinar sobre la limpieza de la ciudad, ya que, como muchos otros que han visitado Arica, insiste en la suciedad que puede verse aún siendo un lugar turístico; "las playas son lindas pero son un poco sucias, yo fui a Punta del Este en Uruguay y son muy limpias" comentó.
Muchas cosas le traen recuerdos de su tierra, como el valle de Azapa; dice que es similar al valle Ararat, solo que a diferencia del valle local, el damasco es el producto estrella en Armenia, donde muchas de las creencias cristianas comenzaron en sus históricas tierras. El monte Ararat, lugar donde el Arca de Noé terminó su travesía en la biblia, ahora es territorio de Turquía, pero la Armenia histórica comprendía ese y otros territorios.
Ahora el país natal de Henrikh continua en un conflicto territorial con el vecino país de Azerbaiyán y el huésped de la señora Nancy sabe de lo duro que es observar lo que ocurre en sus tierras; "me siento muy mal, porque ahora no estoy en Armenia. Con Azerbaiyán tenemos un conflicto pero no es una guerra. Mi familia sigue allá, pero el tema del conflicto es en Nagorno Karabaj, mi familia está bien" contó.
Nancy y Henrikh, sospechan que él es el único armenio en Arica, ya que dicen que de haber otro lo hubieran encontrado, porque para el armenio "la ciudad es como una gran familia, donde tarde o temprano terminas conociendo a todos", y es que para el físico, la ciudad ha sido un tiempo de tranquilidad y paz.
Ahora planea volver a sus tierras, no sin antes permanecer en la pensión por otro año y medio, a lo que Nancy indicó que extrañará conversar sobre Armenia con su inquilino; "echo de menos incluso a los estudiantes que se quedan por el año y se van en verano" comentó la dueña de una de las pensiones más antiguas de Arica.