A diez años del primer "tuit"
Hace 10 años, un 21 de marzo de 2006, fue publicado el primer "tuit" de lo que posteriormente vendría a ser la red social más difundida del último tiempo. Twitter, el proyecto de un grupo de jóvenes de San Francisco, comenzaba a tomar forma como la plataforma para entregar mensajes en 140 caracteres.
En este tiempo, Twitter se ha consolidado como uno de los espacios más populares en la red. Populares en el amplio sentido de la palabra. Este servicio de migroblogging es de uso y dominio general, desde los ciudadanos más sencillos y comunes, hasta grandes estrellas del espectáculo, el arte, políticos, presidentes e incluso el Papa.
Este hecho ha permitido que la difusión de noticias sea muy amplia y rápida. En Chile, Twitter comenzó a ganar notoriedad con el terremoto del 27 de febrero de 2010. Fueron miles de usuarios quienes se mantuvieron informados de la catástrofe y sus efectos a través de esta red social.
Sin embargo, su impacto masivo se logró percibir con el terremoto que azotó el norte hace casi dos años, cuando incluso la catástrofe llegó a ser Trendic Topic mundial a través de esta plataforma, mostrando los alcances que puede tener.
Sin embargo, Twitter sigue enfrentando una serie de desafíos, y debe resolver debilidades que parten incluso en sus fortalezas. La apertura que tiene deja la moderación sólo a los usuarios, lo que hace que también se convierta el reducto de "trolls" y acosadores abusivos.
Igualmente, muchas veces las inexactitudes y falta de veracidad de informaciones pueden confundir a la opinión pública. El ser un medio que garantiza la libertad de expresión casi en su forma más elemental, hay quienes han hecho mal uso de esta prerrogativa, utilizando el microblogging para insultar, perseguir y denostar. La suplantación y el anonimato también son aprovechadas en Twitter por algunos usuarios.
El tiempo que ha pasado ha permitido dar forma a una red social que sin duda, y en lo general, se ha convertido en un medio de comunicación, expresión, ayuda e información de gran valor. La expresión libre, pero respetuosa, también destaca y es lo que al final, permanece.