Nos pusieron frente al espejo
Una vez al año, los chilenos, al menos la mayoría, nos emocionamos y nos metemos la mano al bolsillo para colaborar con los niños discapacitados.
Gracias a ello, la Teletón la construido una red de centros de rehabilitación que pone a disposición de esos pequeños, sin distinción, una atención de primer nivel, que les permite mejorar su calidad de vida e integrarse a la sociedad.
Con ello, la mayoría de nosotros nos sentimos solidarios y quedamos con la tranquilidad de sentirnos inclusivos con quienes enfrentan esa condición.
Pero ¿es realmente así? En parte, pero también nos falta, aunque muchas veces no nos demos cuenta.
Una muestra palpable de ello lo dio un grupo de ariqueños que esta semana realizaron una acción de denuncia que destacó por su creatividad y simpleza.
Ellos ocuparon con sillas de ruedas los espacios de estacionamiento frente a la Playa El Laucho, colgando de cada una de ellas alguna de las excusas que suelen esgrimir los automovilistas que dejan sus vehículos en los calzos reservados para personas con algún tipo de discapacidad.
De esta manera, pusieron a los automovilistas locales delante de un espejo, que devolvía una imagen nada agradable.
Es que a veces es difícil aplicar esa máxima en apariencia tan sencilla que recomienda tratar a los demás de la misma manera como uno quisiera ser tratado.
Es cosa de ver el video registrado hace pocos días de un joven en silla de ruedas que trata de hacer parar un colectivo, los que pasan frente a él sin hacerle caso. Claro que es complicado ayudarle a subir al vehículo y luego guardar la silla de ruedas, para repetir la operación cuando llegue a su destino... pero nadie está libre de requerir en algún momento de su vida ese tipo de asistencia.
Y este mensaje debe ir no sólo para los conductores ¡Cuántos de nosotros no hemos ocupado alguna vez el asiento reservado para discapacitados en la locomoción pública!
El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra.