La disposición de la basura
Lo ocurrido ayer en el vertedero San Marta, con el incendio que cubrió de humo gran parte de Santiago, además de permitirnos comprobar una vez más el centralismo de los medios de comunicación de alcance nacional, nos hizo recordar que en Arica también hay falencias con el manejo de basura.
En más de una oportunidad hemos sabido del surgimiento de incendios espontáneos o provocados en el vertedero municipal de nuestra ciudad.
Sus efectos, afortunadamente, han sido por lo general menores, en gran parte porque su dimensión ha sido pequeña y porque la brisa marina y la geografía ariqueña facilitan la dispersión de los contaminantes.
Sin embargo, no significa esto que debamos conformarnos.
El riesgo está latente, como lo mostró el incendio ocurrido en diciembre que afectó a un acopio de neumáticos viejos, camino al vertedero, cuya nube negra fue un oscuro recordatorio de lo que podría pasar de salirse la situación de control.
La basura en Arica se recoge y acopia en su inmensa mayoría sin mayor tratamiento ni selección.
No solo eso, su manejo ha sido incluso objeto de irregularidades investigadas por la justicia.
Esto resulta más complejo considerando que las condiciones ambientales de Arica no son propicias para la biodegradación de los restos orgánicos, que en otras circunstancias podrían en forma natural reintegrarse al medioambiente.
La ciudad necesita un relleno sanitario y un programa de reciclaje, que disminuya el volumen de residuos que terminen acumulándose para la posteridad.
Sobre lo primero ya hay avances. Al menos se aprobó y licito un estudio, que debería entregar respuestas técnicas sobre la factibilidad y los costos de un adecuado centro de disposición final de residuos sólidos. Respecto del reciclaje, ha habido en la ciudad algunas iniciativas, como los llamados puntos limpios, con resultados más bien decepcionantes.
Y aquí es donde se debe reconocer que si bien hay responsabilidad de la autoridad, también debe colaborar la ciudadanía.