Una caída que impacta al país
El 18 de mayo de 2009 fue la última vez que el precio del cobre se cotizó en la Bolsa de Metales de Londres por debajo de la temida barrera de los dos dólares. Temida, porque se acerca peligrosamente al costo caja de producción de muchas faenas en el país, incluso, de la gran minería, entre ellas Codelco Chile.
Más de seis años pasaron, entre los cuales el país atravesó el boom de los precios de los metales en la primera mitad de la década, con cotizaciones que en el caso de la primera exportación de Chile, llegaron a los US $ 4,6 en 2011, con proyecciones de superar los US $ 5 en el periodo.
Hoy la realidad es distinta, y algunos analistas no descartan que el escenario pueda empeorar. De hecho, estamos viviendo una situación más pesimista a la proyectada hace unos meses, según lo reconoció el mismo Ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.
Alvaro Merino, gerente de Estudios de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) también reconoció que no es lejano que el precio del cobre se ubique por debajo de la barrera de los 2 dólares, sin embargo, también explicó que "se ve poco probable que ese sea el precio promedio anual el presente año", debido a un ajuste natural en la oferta.
Con todo, el impacto que tiene el comportamiento del precio del cobre en nuestro país hace meses que se ha estado haciendo evidente, desde la pequeña, hasta la gran minería. Cierre de faenas y pérdida de empleo en el caso de los productores menores, hasta recortes en presupuestos y proyectos, reducción de márgenes y producción, además de paralización de áreas en el caso de las grandes compañías.
Son efectos que no sólo se notan en lo estrictamente minero. El país pierde alrededor de US$ 128 millones por cada centavo que cae el precio del cobre por exportaciones, además de US$ 60 millones, por concepto de excedentes de Codelco y tributación de la minería privada.
Nuevamente, los hechos muestran la importancia que tiene para el país el capitalizar los dividendos que entrega la industria del cobre y aprender de experiencias del pasado, debido a la vulnerabilidad que Chile tiene frente a los ciclos de precios y demanda de los metales.