En febrero del año 2000, Arica registró uno de los casos de homicidio más sangrientos y confusos que recuerde la década pasada, luego de que el estudiante del Liceo Politécnico, Javier Reyes Rivera, fuera asesinado de siete puñaladas por un grupo de delincuentes apodados "Los Calchillas", quienes, según arrojó la investigación, lo habían confundido con uno de los líderes de una banda contraria.
Bueno, el que le propinó parte de las siete estocadas letales, fue Patricio Andrés Barraza González, quien tras salir del Centro Penitenciario de Acha, se matriculó con un nuevo delito, por el que su destino fue nuevamente el recinto carcelario donde vivió por cerca de 10 años.
A las 22.15, el sujeto llegó hasta la Rotonda Tucapel, donde sorprendió a una profesora de 29 años de iniciales L.N.F.R., quien ocupaba el asiento del copiloto de un vehículo con el vidrio abajo, circunstancia que el delincuente de 33 años aprovechó para sustraerle la cartera y escapar del lugar.
Prisión preventiva
Tras lo anterior, el hombre se refugió en un domicilio del sector, donde posteriormente fue detenido por funcionarios de la Brigada de Investigación Criminal de la PDI (Bicrim) y derivado al Juzgado de Garantía, donde la Fiscalía lo formalizó por robo por sorpresa y luego lo dejó en prisión preventiva.
Según se informó, si bien el sujeto no mantenía órdenes judiciales pendientes, ya portaba los antecedentes de tráfico de drogas, hurto y porte de arma cortante o punzante, aparte del homicidio registrado a comienzo de la década pasada.