Una propuesta
Durante la crisis asiática nuestro país abandonó el sistema de "flotación sucia" y liberó el tipo de cambio, principalmente porque la experiencia de esos años mostró que los países con tipo de cambio libre soportaron mejor la crisis de fines de los 90. En estas mismas líneas decía que el cambio era peligroso pues la volatilidad del tipo de cambio se traduciría en riesgos que, en una economía pequeña como la nuestra, podían ser desastrosos.
No sé de países que hayan logrado desarrollo industrial sin control sobre el tipo de cambio real y pasar de una política centrada en es variable a otra en que importa nada es realmente extremo.
El año 2015 parece estar dándome la razón. Las turbulencias externas han producido una volatilidad sin precedentes de la cotización del dólar, una parte importante de ella se está transfiriendo a los precios internos, aunque el efecto combinado de la baja del cobre y del petróleo es más bien neutro para las cuentas externas de Chile. Lo peor es que la esperable reacción de las exportaciones a un tipo de cambio alto, no se observa, como tampoco actividad vinculada a la sustitución de importaciones (servicios). Como comparación, la reacción de la economía a la crisis sub-prime, en 2008, fue mucho más rápida. La diferencia es la volatilidad del tipo de cambio. De hecho, una encuesta reciente de la CCS revela que el principal problema que perciben los empresarios es el tipo de cambio. Parece obvio, en mayo estábamos bajo los 600 $/US$, y en pocos meses a 715 $/US$.
El problema es que no hay coberturas accesibles, eficientes y de costo razonable. Así se hace necesario que las autoridades económicas o Corfo, elaboren un programa de seguros de cambio accesible a las pequeñas y medianas empresas. Esta cobertura les permitiría planificar e invertir en un horizonte de tiempo más largo y con menos riesgo. De hecho permitiría aprovechar la oportunidad productiva que representa el alto tipo de cambio.