Corrige nombre
En la columna del sábado me referí a un diputado de nombre Palestro, personaje de pronunciado bigote y no, como me corrigió un buen amigo, Pareto.
(A todos nos cae una espada en la cabeza alguna vez).
Rodrigo Muñoz Ponce
En la columna del sábado me referí a un diputado de nombre Palestro, personaje de pronunciado bigote y no, como me corrigió un buen amigo, Pareto.
(A todos nos cae una espada en la cabeza alguna vez).
Rodrigo Muñoz Ponce
En nuestro país se está haciendo común el delito de cuello y corbata (que hacen mucho más daño que delincuencia común); estafas en ventas de La Polar y otras empresas, reiteradas colisiones de farmacias, pollos, papel higiénico, etc., las AFP e isapres nos quitan y trabajan diariamente nuestro ahorros y nos dan una miseria al final.
Por otra parte los políticos de los dos lados (también de cuello y corbata) están cayendo día a día (descaradamente nuestros senadores regionales) por recibir dinero ilícito de los mismos empresarios que mencioné arriba y rabiamos, rezongamos aduciendo que las leyes están mal hechas, que debemos de cambiarlas pero ,¿no habrá un jurídico o periodista que relacione a estos dos tipos de delincuentes? pero, si claramente esto es Asociación Ilícita un plan perfecto para estrujar nuestro alicaído bolsillo; el político le hace las leyes al empresario coludido o dueño de empresas y este le paga ilícitamente con facturas falsas, sus servicios a los "honorables" lo que resulta un negocio redondo con nuestros recursos ¡¡HASTA CUANDO¡¡.
Gabriel Fernández Canque
Aún no terminada la investigación del presunto asesinato de Neruda hace 42 años, hay declaraciones malintencionadas asegurándolo. La lógica bienintencionada recuerda que Neruda padecía de un cáncer terminal prostático y llegó a la clínica cuando necesitaba ayuda médica para paliar sus dolores. Imaginando la situación, pronto aparece la certeza que sería de orates acelerar la muerte del vate, más aún en las circunstancias nacionales e internacionales que vivía el país. Al novel gobierno militar no le convenía en absoluto la muerte del Nobel que, aparecería en la prensa roja mundial como un magnicidio político y seguramente cuidó de su seguridad. Lo anterior, llama a reflexionar a quién conviene este alargue de la investigación y abonar la idea de un asesinato: a sus correligionarios de izquierda que quieren convertirlo en un mártir de su ideología, utilizándolo como lo hicieron durante su vida. Los huesos del insigne poeta se convertirán en polvo y aún continuarán investigando su muerte.
Marcos Concha Valencia