Las artesanas que rescatan el tejido de cuatro estacas
En el Poblado Artesanal se lanzó el proyecto "Volver a Tejer Norte de Chile", el cual se desarrolló en colaboración con Indap, Paris y Fundación Ona, permitiendo así el rescate de una tradición de tejidos capaces de competir en el mercado.
En esta iniciativa participaron 113 mujeres de 8 agrupaciones de artesanas de las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta. Luego de 3 meses de trabajo las hilanderas confeccionaron 15.800 ovillos de primera calidad de 9 colores de fibra de llama categoría "Baby", los quefueron distribuidos en 3 packs: Cosmos, Pachama y Carnaval, disponibles en tiendas Paris de Chile.
Rosa de GUALLATIRE
Durante el lanzamiento la hilandera Rosa Jiménez, (usuaria Indap), recordó los parajes de su querido Guallatire, donde la actividad económica tradicional es la crianza y pastoreo de camélidos. Por eso Rosa y sus 6 hermanos crecieron pastoreando el ganado familiar recorriendo los parajes de película que ofrece Guallatire.
Para aprender la tradición de los hilados, teñidos y tejidos aymaras, las matriarcas de la familia han dedicado tiempo y cariño para enseñar a las pequeñas de la familia los primeros puntos del tejido. Es así como Rosa aprendió de su abuelita la técnica de teñido vegetal, hilado y el manejo del telar de dos pedales. Con los años esta artesana ha convertido este arte milenario en su mayor orgullo, porque sabe que gracias a sus tejidos ha sobresalido en diversas ferias artesanales y exposiciones. Y más ahora que su trabajo se da conocer a nivel nacional a través de Paris.
"Estoy orgullosa de que en Paris pueda estar presente mi trabajo y el de tantas señoras (…) para mí este fue un desafío de innovar y aprender", dijo Rosa Jiménez Mamani, artesana de la Agrupación "Suma Sawiri" de Arica y Parinacota.
Ahora se viene otro desafío para esta artesana, ya que la próxima semana representará a la Región en el Taller de Tejido que se realizará en el Mall Parque Arauco y también estará en el matinal Bienvenidos, con Tonka Tomicic.
Por ahora una de las metas que espera alcanzar esta hilandera aymara es contar con un lugar físico para seguir rescatando sus trabajos y el de sus compañeras que son de diferentes comunidades.
teodora de escapiña
Teodora Mamani nació y creció en la quebrada de Escapiña, (Colchane), donde su madre le enseñó a tejer fajas cuando ella tenía 6 años. Luego siguió con las colibrillas (que son una especie de pompones para bailar), las talegas (bolsos tejidos) y mantos.
"Desde pequeñas nos enseñan a tejer los puntos más sencillos, después los tejidos más difíciles, como el de 4 estacas", contó Teodora mientras muestra al público el aguayo que tejió cuando tenía 18 años y a pesar del tiempo transcurrido el manto se mantiene en buen estado.
"Con el tejido de 4 estacas, estas mantas pueden durar más de 50 años", afirmó.
El año 93 esta artesana decidió vivir en Arica junto a sus 6 hijos, por eso cuando regresa a su natal Escapiña, reconoce que ya no es la misma de antes; ahora siente frío y le cuesta recorrer con agilidad los paisajes que la vieron confeccionar sus primeros tejidos.
luzmira de cariquima
Al igual que Teodora, Luzmira Mamani pertenece a Inti Warmi y también afirma que la calidad de los tejidos de 4 estacas son duraderos.
El año 1968 Luzmira nació en el pueblo de Cariquima (Colchane), es la mayor de 8 hermanos, pero solo las mujeres aprendieron a tejer con 4 estacas, técnica que heredaron de su madre. Mientras que el manejo del telar a pedales lo aprendieron de su padre.
"Tuve una infancia feliz, tengo bellos recuerdos de mi Escuela D-66 de Cariquima", contó Luzmira Mamani quien reside en Arica desde el año 1987. Por eso ahora se la pasa viajando a su natal Cariquima para ver su ganado y cultivos de quinoa.
"Los aguayos que tejo se usaban para casarse, para cargar la guagua, carnavales, ceremonias o llevar almuerzos", contó.
Hacer el torcido de cada punto al tejer en 4 estacas cuesta mucho, por eso confeccionar un manto demora tres meses , desde el hilado, teñido y tejido.
Luzmira cuenta que los mantos que teje no tienen precio para ella ya que el tiempo, el esfuerzo y el cariño que le dedica a cada manto, es impagable.J