El discurso medioambientalista ha calado hondo en la discusión mundial como uno de los puntos de trascendencia absoluta. Parece no haber discusión respecto a que los efectos nocivos que la acción del hombre está ejerciendo sobre el planeta pueden llevarlo incluso a una situación extrema de poner en peligro la vida humana y de otras especies.

El pasado viernes fue celebrado el "Día del Medioambiente", jornada que sumada al "Día de la Tierra", y otros, nos precisan el valor y relevancia que tiene este tema nacido apenas hace unas décadas.

De manera común se sostiene que la demanda medioambientalista nació apenas meses después que se capturase la primera imagen de la Tierra desde el espacio.

Observar la fragilidad y pequeñez de nuestro hogar puso en evidencia los cuidados que debemos tener.

Diferentes análisis dan cuenta del deterioro acaecido durante el último siglo. El aumento de gases de efecto invernadero y, consecuencialmente, el aumento de las temperaturas son una bomba de tiempo que amenaza con el derretimiento de los casquetes polares y con ello, un enorme riesgo sobre países y zonas costeras densamente pobladas de todo el planeta.

Informes de Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, la Ocde, el Ministerio de Agricultura de Chile y muchos otros, han insistido en los efectos que comenzarán a sentirse en Chile y el resto de los países. Muchos creen que el fenómeno del cambio climático puede incluso determinar el fin del modelo económico, tal cual lo conocemos.

Lo positivo es que las mayores regulaciones, quizás muchas aún insuficientes, pero especialmente, la mayor conciencia de que debemos cambiar nuestro comportamiento y visión respecto a nuestro entorno, están provocando cambios que pueden revertir un daño que se está haciendo evidente.

No nos engañemos, ni pensemos que esta es una realidad lejana o simple alarmismo. Los efectos del cambio climático ya están en marcha. Sólo nosotros podemos evitar un colapso aún mayor.

En septiembre deberíamos tener el nuevo Plan Regulador Comunal que nos regirá por los próximos años, reemplazando el instrumento de planificación territorial vigente desde el año 2009, aprobado luego de 12 años de elaboración y tramitación.

El actual instrumento presenta importantes rezagos en la implementación de proyectos de desarrollo urbano; por lo anterior, la Cámara Chilena de la Construcción Arica, junto con el Colegio de Arquitectos regional, presentó una propuesta de enmiendas en el 2013.

Hoy esperamos que la Consultora Polis entregue la propuesta definitiva, pero considerando iniciativas que creemos serán un aporten al desarrollo de Arica, como: Disminuir hasta en un 100% los antejardines o Incrementar en un 20% la altura y densidad.

Precisamente este último punto es fundamental, ya que como Cámara estimamos que elevar la altura de las construcciones en el borde costero es un elemento que cambiará la cara de la urbe, modificando su densidad y descomprimiéndola, lo que además será una alternativa para la evacuación vertical.

Es importante considerar que mientras el resto de las ciudades costeras buscan maximizar los espacios hacia el Pacífico, en Arica le damos la espalda al mar con edificaciones que no superan los 5 pisos, en circunstancias que los terrenos para la construcción escasean.

También creemos que es importante continuar mirando hacia el norte de la ciudad, pero siendo conscientes que la construcción en altura es una necesidad y oportunidad para los próximos años, junto con mover el puerto hacia la zona cercana al aeropuerto Chacalluta.

Además, es necesario tomar una decisión clara sobre cuál será el futuro de los valles, especialmente de Azapa, el que pese a tener un destino agrícola, se utiliza para viviendas particulares que están al margen de la ley.

Estamos en un momento clave, donde Construir Arica y Chile es obra de todos.