Cambios a la formación docente
En el marco de la discusión sobre la Nueva Política Docente, el planteamiento sobre la renovación de los planes de estudio y el aumento de las prácticas no es un tema nuevo en cuanto mejorar la Formación Inicial Docente (FID).
Son iniciativas que han estado presente hace muchos años. De hecho, en 2005 las universidades elaboraron el "Informe de la Comisión de Formación Inicial Docente", una de las pocas instancias en que todos los rectores se comprometieron a alinear esfuerzos para lograr metas compartidas en torno a la FID, donde uno de los focos principales fueron las prácticas tempranas.
En cuanto a la actualización de los planes de estudio, ya en 2007 se ajustaron el número de horas para la formación de profesores, y desde 2011 las universidades se han adecuado a los estándares del MINEDUC.
El diagnóstico está claro, lo que falta es profundizar en la forma en que se pretende elevar los estándares de calidad de la Formación Inicial de Profesores, particularmente en el tema de las prácticas, mejorando sus requisitos y condiciones, el tipo de vinculación entre la universidad y la escuela y las disposiciones que garanticen la calidad de la supervisión.
En ese sentido, es necesario precisar de qué hablamos cuando hablamos de práctica progresiva, ya que no es lo mismo una que comienza sólo con observación y aproximación a la sala de clases, a otra que incluye, desde el primer día, la intervención tutoriada del estudiante, es decir, que desde ese momento ya empieza a actuar como profesor.
Los docentes en formación debieran comenzar tempranamente su trabajo en terreno, para adquirir herramientas y vivenciar gradualmente el sistema escolar, hasta culminar dedicando tiempo completo a su práctica profesional.
Rodrigo Fuentealba