La publicidad que se dio al proceso de formalización de los imputados en el caso Penta, ha sido hasta hoy objeto de debate. Al principio asomaron los comentarios y críticas en las redes sociales donde fue calificado como un "show mediático" especialmente por algunos usuarios de Twitter, y en la misma dirección, pero con opiniones más argumentadas, abogados y hasta la presidenta de dicho colegio profesional, Olga Feliú, también han criticado la mediatización del proceso por parte de los querellantes.

Pero el debate no quedó sólo en eso, en la crítica a la exposición. Esto, porque también se conoció la postura del vocero de la Corte Suprema, Milton Juica, quien al contrario, defendió la publicidad en las audiencias. Según publicaba el jueves el diario El Mercurio, el magistrado comentó: "no sé por qué llama tanto la atención de que se haya publicitado un caso que naturalmente la opinión pública está interesada en conocer".

Ante el argumento de la presión que establecería la misma opinión pública sobre los jueces en este caso, Juica destacó que los jueces no se amedrentarán y que están preparados para hacer frente a presiones mucho mayores. "Las cosas oscuras provocan corrupción", sentenció, poniendo de frente nuevos argumentos a la discusión.

Por un lado, se habla de un "show mediático", pero por otro, es la opinión pública la que también reacciona cuando determinados procedimientos que son de su interés se hacen "entre gallos y medianoche". Es así como nuevamente nos enfrentamos al "cómo se hace", más bien respecto al "qué".

La publicidad de este caso como en muchos otros relacionados con el quehacer judicial, exige un tratamiento que responda al espíritu de apertura que hoy existe en este ámbito, en especial por parte de los mismos jueces. Es fundamental evitar que estos procesos se conviertan en un espectáculo y junto con la información y la publicidad, se agradece también la educación y la exactitud en los temas.

Tener esto en consideración es fundamental para que la exposición de los casos cumpla con su verdadero objetivo.

Los niños, esos seres humanos tan queridos, están bajo nuestro cuidado. Ellos dependen de nosotros para sobrevivir en todo orden de cosas. Nosotros somos en primer lugar, los responsables de su bienestar físico, psíquico, social y espiritual.

Los niños permanecen gran parte de su tiempo al aire libre, debido a sus numerosas actividades recreativas, deportivas y cívicas. Nosotros somos perfectamente capaces de elegir horarios libres de riesgo de los efectos negativos de la radiación ultravioleta, cuando los llevemos de paseo, de compras o a la playa. Si amamos a nuestros hijos, nietos, sobrinos…evitaremos que sufran una quemadura solar. Los investigadores han detectado que quienes han experimentado una quemadura solar ampollar dolorosa en la infancia, duplican la probabilidad de desarrollar un cáncer de piel en la adultez.

Velar por la salud de nuestros niños, constituye una de nuestras acciones prioritarias. De allí la necesidad de integrar las capacidades, los talentos y los esfuerzos de las comunidades escolares para gestionar la edificación de techos para los patios de los establecimientos escolares y establecer una normativa en el uso del jockey.

Y, por sobre todo, hay un hábito fotosaludable, que no cuesta ni un peso: preferir las salidas al aire libre en horarios diurnos libres de riesgo de daño solar, es decir, entre las 8 y las 10:00 A.M. y entre las 17 y las 19:00 horas P.M. No dejemos en casa los elementos fotoprotectores si aún hay luz de día. Si inevitablemente salimos cerca del mediodía, acostumbrémonos a usar sombreros, anteojos antiUVB y protector solar (elementos fotoprotectores).

La fotoeducación, que incluye temas como la fotobiología, el fotodaño y la fotoprotección, "debe estar presente actualmente en la política gubernamental de nuestros países". Este consenso fue alcanzado durante el III CONGRESO LATINOAMERICANO DE FOTOMEDICINA celebrado en Noviembre de 2006 en Santiago de Chile y enfatizado en los de 2008, 2010 y 2013. Los registros del Indice Ultravioleta en el sur del Perú, el norte de Chile y el altiplano de Perú, Chile y Bolivia alcanzan valores extremos durante el verano del Hemisferio Sur.