El fin de semana, en momentos en que el mundo celebraba el Día Internacional de la Mujer, la Presidenta Michelle Bachelet firmó la Ley que crea el nuevo Ministerio para la Mujer y la Equidad de Género. Se trata de una nueva iniciativa del Estado y hasta ahora, una de las más determinantes, en el largo trabajo por reducir las brechas de género que existen en nuestro país.

De esta manera, se inicia oficialmente la instalación de esta nueva institucionalidad en Chile, en un proceso que duraría un año, para que así, en marzo de 2016 nuestro país cuente con todas sus oficinas y las reparticiones estén funcionando completamente. La creación del Ministerio de la Mujer responde también a los nuevos paradigmas de la sociedad chilena. La misma Mandataria se encargó de especificar que "las mujeres somos el 51,8% de la población", además que "de cada 10 hogares, 4 son dirigidos por una jefa de hogar", lo que muestra que más allá de las etiquetas y caricaturas, el papel de la mujer ha cobrado un valor fundamental más por la manera en que funciona hoy la vida cotidiana.

Aquella denominación que hablaba de las mujeres como el "sexo débil" ha ido quedando cada vez más atrás gracias a un proceso inclusivo en el que se reconoce su valor y aporte en todo ámbito de la vida, lo que también contribuye a ir acortando aquellas brechas marcadas por la exclusión y la discriminación.

Sin embargo, claro es que una institucionalidad puede establecer caminos para la inclusión y el respeto, pero las principales modificaciones vienen a partir de una cultura del reconocimiento hacia la mujer. Una que destaque su valor, derechos y capacidad, a pesar de las naturales diferencias con el hombre, y que termine definitivamente con la violencia que ha llevado a femicidios que sacuden el corazón de todo un país.

Entender este contexto es fundamental para que las mujeres sigan también ganando espacios en diferentes aspectos del quehacer de nuestra sociedad, particularmente en la participación laboral y equidad salarial.

Ha sido un verano concurrido, con buena tasa de ocupación hotelera y un leve aumento de turistas peruanos y del noreste argentino lo que refleja resultados positivos gracias a las campañas de difusión de Sernatur. Destacar las promociones en Santiago, Iquique, Calama y Antofagasta por sus novedosos pasacalles y concursos acogidos muy bien por parte del público, porque pudieron recabar mayores detalles de este destino con sus numerosos atractivos y alternativas para vacacionar. Esas acciones también tuvieron cobertura periodística conteniendo, incluso, declaraciones de sus autoridades para explicar por qué Arica podía hacer esto y ellos no.

Pero resulta preocupante los reiterados reclamos por la escasa conciencia ciudadana en conductas que ponen en riesgo la imagen de Arica como falta de aseo en los sectores urbanos y turísticos. No es grato denunciar y escribir sobre este tema, pero no se pueden soslayar, porque impera una latente realidad que va en desmedro de los habitantes y, sobre todo, porque este verano se escucharon opiniones negativas de turistas nacionales y de países vecinos sobre otros aspectos que para la mayoría de nosotros no lo advertimos con rigurosidad pero el viajero sí los sufre y se corre el peligro de convertirse en la peor propaganda.

Las críticas se centraron en la lentitud en la atención en algunos restaurantes, falta de personal idóneo y dudosa fiscalización sanitaria; escasez de mercaderías en los escaparates de los supermercados; mala atención en el comercio en general y falta de variedad de artículos; el extraño horario del comercio para los turistas, no para nosotros, porque ya nos habituamos; la prepotencia de los cuidadores de autos si no reciben una suculenta propina; instalación indiscriminada de comercio ambulante; letreros y vitrinas congeladoras en el frontis de negocios del sector central y pésimo estado de aceras peatonales. Lo denunciamos porque no queremos ser cómplices de una peligrosa imagen turística de Arica.