Hace sólo unos días, Carabineros de Chile dio a conocer un video a través de Youtube que daba a conocer de manera didáctica y lúdica las condiciones que deben cumplir los vehículos del transporte escolar. Los tradicionales furgones amarillos comenzarán a tomarse las calles desde hoy, cumpliendo una tarea muy importante para familias y colegios: el traslado de los alumnos a sus recintos educacionales.

EL trabajo audiovisual muestra a la comunidad los requerimientos básicos, los más importantes que las familias deben exigir a quienes contraten para el traslado de sus hijos y hace hincapié en que más allá de la simpatía o la presencia del conductor, o conductora, tanto el vehículo con el mismo chofer cumpla con las obligaciones que la ley establece para estos efectos.

Es razonable que existan altas exigencias a quienes transportan a los niños a los colegios. Es lo mínimo que se puede esperar y exigir. Y es que si las hay para quienes deben transportar objetos o materiales con características especiales, no se puede pedir menos a quienes llevan vidas, diariamente.

Es por eso que la acreditación de este transporte es tan importante. Hace unos días, se dio a conocer que en Arica no llega al diez por ciento el transporte escolar que se certifica voluntariamente con Carabineros. En los próximos días se realizará la inspección anual que si bien no es excluyente para quienes no se someten a ella, sí es una prueba de confianza especialmente para las familias.

La campaña de Carabineros apunta también a lo observadores y exigentes que deben ser los padres y apoderados. Son ellos quienes deben entender que no se puede escatimar en términos de condiciones de seguridad y cumplimiento de las obligaciones de parte de los prestadores de estos servicios. Y es que está la integridad y hasta la vida de los niños en juego.

En general en Arica hay unos 300 vehículos de transporte escolar. El año pasado, sólo 18 de estas máquinas se sometieron a inspección voluntaria. Claramente hay un trabajo que hacer y en especial, seguridad por certificar.

Cuando las pláticas de mi novia sobre los perjuicios que acarrean los años, y las ventajas de la cirugía cosmética se tornaron reiterativas, supe que algo no andaba bien.

Acabó convenciéndome de que su boca no estaba en proporción con el resto de su semblante. La intervención quirúrgica fue un acierto estético. Sus labios lucían gruesos y sensuales, aunque todo el beneficio visual se desvirtuaba al romper ella el silencio. Su boca adquiría un no sé qué de artificioso, al hablar. Se crispaban en la parte superior para luego ondularse de un modo extravagante. Por soslayar esa imagen ingrata evitaba mirarla a los ojos cuando me hablaba. Pero ahora no puedo evitar recordar ese verso nerudiano: "Me gustas cuando callas...

A lo anterior se sumó su nariz. No iba acorde a la simetría actual de su apariencia.

Esto trajo, como consecuencia, la necesidad de modelar el resto de su figura. Su patológica adicción acarreó un sinnúmero de cutáneos estiras y encoges.

Luego del implante mamario "copa c", cuando ella comenzaba a sentirse una mujer más atractiva, por lo que ostentaba, y yo un hombre más complacido, por lo que invertía, es que noté algo cambiado en mi novia; espiritualmente, claro está.

Estaba con ella cuando recobró el conocimiento. Una lírica confesión, producida quizá por efectos de la anestesia, fue saliendo de su boca. Con impensados giros poéticos manifestó: "Que no quería hacerme más daño/ ni ser mala persona/, ya que detrás de la silicona/ tenía un corazón. Y que a lo nuestro/ ella no le veía solución/, que lo había muy bien meditado/ mientras se recuperaba de su liposucción. Que el amor que ella sentía/ antes de su rinoplastia/ ella notó que moría/ durante la intervención". Por último, me dijo: "Adiós y cierra cuando salgas/, que yo no puedo moverme/ hasta que me saquen los puntos/ del implante a las nalgas"

Me iba, cuando vi que entraba el doctor y su secretaria, trayendo la cuenta. Y mientras oía a mi ex novia, despojada ya de todo asomo poético, poner el grito en el cielo, yo me iba pensando: "Que más que consuelo/ o más que arrugarte/, el paso del tiempo/ te otorga carácter".