Hace unos días, recibí un reconocimiento (cuyo mérito parece ser la persistencia) de este medio en el contexto de la ceremonia de cambio de folio; el año 39 de La Estrella y cuando escribo es el día de la prensa que se celebra en el cumpleaños del primer diario, La Aurora de Chile.
Un amigo me preguntaba en la ceremonia por las razones que me mueven a escribir pequeños artículos durante más de 20 años. Parece, entonces, necesario reconocer la importancia de los medios de comunicación, también porque no son tiempos fáciles para esta actividad. De hecho la mayor parte de los periódicos actuales no son de papel, como La Aurora, y ciertamente el financiamiento de la actividad periodística y comunicacional está pasando por dificultades importantes en la era de Internet.
Peor aún, los imbéciles y totalitarios arrecian por estos años de manera que al ataque terrorista a una revista de humor en Francia, se suman las restricciones a la prensa (incluso Internet) en muchos países del mundo.
La prensa debe hasta cambiar de nombre, pues la relación entre periodismo, prensa, comunicación social e información no es ni será lo que fue hasta hace pocos años. Pero la importancia de la prensa no decaerá, porque en un mundo lleno de datos lo que falta es información y lecturas inteligentes y creíbles de la realidad.
Esto es vital para la vida en comunidad, para la existencia de ciudadanos activos y responsables, en fin para la formación de una conciencia colectiva fundada en acuerdos valóricos de las personas.
En la pragmática economía, sabemos de la importancia de las expectativas y de la calidad de la información, que quizás es la clave para entender el azaroso devenir económico de los últimos 20 años.
Un periódico como La Estrella, con todas las críticas que se le quieran hacer (que quizás merezca), tiene lo esencial de La Aurora; está aquí, nos interpela con nuestra realidad, es nuestra ventana al mundo, es parte de la grandeza de Arica.