Un proyecto útil, pero delicado
Uno de los grandes proyectos que tiene en carpeta el Ministerio del Obras Públicas para nuestra región es la prolongación de la actual avenida Las Dunas, que recorre la Playa Las Machas hasta más allá de la desembocadura del Río Lluta, para abrir un acceso al aeropuerto por el sector costero.
Se trata de una idea que tiene bastante sentido, desde el punto de vista del esperable aumento en el tránsito de pasajeros por el terminal aéreo ariqueño y también del creciente movimiento carretero desde y hacia los países vecinos, que someten a una creciente carga la Carretera Panamericana.
Además, sería el paso inicial para una iniciativa todavía más ambiciosa, que es la conexión con Perú por el área litoral, permitiendo acceder en forma más rápida y directa a balnearios como Los Palos y Boca del Río y permitiendo descongestionar el actual control aduanero de Chacalluta.
Sin embargo, hay dimensiones ambientales que es importante considerar.
El camino en cuestión pasa por el centro del Humedal del Río Lluta, que es un santuario de la naturaleza y un sitio de importancia ecológica de nivel internacional, por su condición de área de descanso, alimentación y nidificación de aves migratorias.
Los ariqueños antiguos recordarán que cuando la avenida Las Dunas era un camino de tierra en mal estado, la playa Las Machas albergaba una gran población de cangrejos, que incluso llegaban a teñir de naranjo la zona.
Con el mayor tránsito y la construcción de estacionamientos en el sector, esta ha declinado notoriamente, lo que demuestra el impacto que este tipo de obras puede tener sobre el ecosistema.
Las aves están más acostumbradas a convivir con el ser humano, pero todo tiene un límite.
Debe analizarse con mucho cuidado la carga de tránsito que tendría la nueva vía y considerar la posibilidad de variantes, que alejen el movimiento vehicular, particularmente de las áreas de nidificación.