Quizás a muchos ariqueños no les suenan los apellidos "Lovera - Ayca".
Sin embargo, para la Justicia y Tribunales eran parte de una de las organizaciones más completas dedicadas exclusivamente al lavado de activos y blanqueo de capitales, derivados del narcotráfico y la única que ha sido condenada por este delito en la región.
Una de las cabecillas fue María Angélica Tupa, condenada por dicho delito, la que participó en el ocultamiento de dinero y en la adquisición de diversos bienes con conocimiento de que el origen de éstos provenía directa o indirectamente del desarrollo de actividades ilícitas de tráfico de estupefacientes, realizado por terceras personas.
La condenada adquirió distintos bienes gracias a sus nexos con el clan "Lovera Ayca".
Según la investigación que realizó el Ministerio Público en su momento, las ganancias ilícitas fueron disimuladas por la actividad comercial que realizaban los familiares de María Tupa Alcón.
La mujer generó contratos para actuar y representar a su conviviente. Con esto adquirió vehículos motorizados, como un tractor, una camioneta y un minibús, además de inmuebles y una empresa de transportes.
También generó contratos ficticios de arriendo entre ella y familiares de su pareja, que contemplaron hectáreas de terreno cultivable en el valle de Azapa, lo que ayudó a generar transacciones de elevado monto al clan.
MODUS OPERANDIS
María Tupa, creó la sociedad de papel "Lovera y Tupa". Ella solicitó préstamos bancarios que tuvieron por objeto justificar las inversiones realizadas, además de efectuar depósitos a la vista en inversiones en fondos mutuos, en dólares, a través de dos cuentas corrientes en bancos nacionales, renovándolos con regularidad, con el fin de rescatar los fondos en un mediano plazo y así no levantar sospechas.
La organización narco era encabezada por P. Lovera Ayca. Sin embargo, el clan fue fundado por una inmigrante boliviana de apellido Ayca, que abandonó a su esposo huyendo de las golpizas.
CÓMO FUERON DETECTADOS
El clan fue detectado a través de un seguimiento policial, ya que ellos mismos dieron la señal de alerta al realizar transacciones de elevado monto, sin justificar una actividad acorde que justificará los montos.
También aparecieron en un corto plazo como dueños de importantes bienes y activos.
También realizaron operaciones a nombre de terceras personas y compras efectuadas por terceros, que permitían el anonimato en la propiedad de los bienes.
Por lo mismo el patrimonio que llegó a mantener María Tupa Alcón, no correspondía con su perfil económico y los montos de las transacciones realizadas no guardaban relación con las actividades económicas que desarrolló. J