Alcides Ghiggia, la leyenda uruguaya de 87 años, el ex delantero que en 1950 convirtió el gol que propició el Maracanazo, invitó a que Sudamérica se ponga a soñar. Declaró, con sus facultades cognitivas intactas, que hacer el Mundial del 2030 entre Uruguay y Chile no es irreal. Su argumento es histórico: "Un viejo gol me enseñó que nada es imposible". Él, en esa final jugada hace 64 años, marcó a los 34 minutos el gol que derrumbó a Brasil; Ahora, con enorme fe, apuesta por un gran Mundial futurista organizado por dos países chicos.
- Querer es poder, amigo mío. No hay peor gestión que cruzarse de brazos.
- Bueno, para Uruguay es mucho más simbólico. Pero lo que importa es que habría dos pueblos felices.
Alcides apuntó que no se imagina vivo para esa fiesta. Tendría 103 años. Pero no importa, dijo, sólo le interesa que la fiesta se instale en este continente y que Uruguay cierre, metafóricamente, aquel Mundial que organizó en 1930. Aclara que Chile siempre fue futbolizado y de pronto, así como una vez metió un gol que nadie intuyó, Alcides introdujo un pensamiento insólito.
- Si Uruguay y Chile organizaran ese Mundial a mí me gustaría que lo ganara Chile.
- Le hablo en serio, amigo.
- Quiero que el Mundial del 2030 lo gane Chile. Es que Uruguay ya tiene dos mundiales. Brasil y Argentina otros tantos. ¿Y Chile? Ninguno, pues.
- Porque Chile lo merece. El 2030 ya sería el momento.
Y no sólo eso: aspira a que, en ese Mundial conjunto, la final se juegue en Santiago. Que Chile disfrute. Que la fiesta una a Sudamérica. Y que el fútbol produzca una lección de paz internacional. J