Cuentan los cronistas, entre reporteros y comunicadores que estuvieron en la plaza de Putre el mismísimo día del eclipse total de Sol de 1994, que fue tan grande la expectación por el fenómeno, que no fueron pocas las personas, sobre todo oriundas de los pueblos originarios del sector, que pensaron que en medio o después del acontecimiento, poco más que el sol se escondería para siempre o que la Tierra desaparecería.
EL JAPONÉS QUERÍA TOMAR
Con entonces 47 años, el comunicador relata que se instaló cerca de Quibórax para presenciar el eclipse. "La gente estaba bien preocupada, porque minutos antes, estaba nublado y no había un atisbo que el Sol apareciera. Por otro lado, los más centrados en la tierra y la naturaleza pensaban que el mundo se iba a acabar después del fenómeno. Claro, el Tata Inti era intocable", cuenta.
quiero un copete, quiero un copete
"NO HUBO GANANCIA"
Francisco Manríquez padre fue otro de los que llegó hasta la plaza de Putre para la ocasión.
El fotógrafo llegó un día antes con su hijo del mismo nombre, pero el arribo y la puna lo pillaron mal parado la noche anterior al evento. "Apunado, con dolor de cabeza y retorcijones, tuve que conseguirme un baño, el que quedaba a cierta altura sobre el piso del pueblo. Tal fue el mareo, que me pegué un costalazo y me fui contra la puerta, por lo que terminé en la calle de la misma forma en que estaba haciendo mis necesidades biológicas", se ríe el hombre.
LAS BOTELLAS IGUAL SIRVEN
"Eso sí, como los lentes se agotaron rápido, otros usaron la imaginación y lograron utilizar artículos que nunca antes podía haber pensado que se usaban para no dañar la visión".
- Había de estas diapositivas de películas y lentes para ver en 3-D. Pero lo que más me llamó la atención fue que las utilizaban las botellas de cerveza, de esas que habían en esos tiempos, y a través del vidrio aseguraban ver bien el fenómeno. J