Numerosa fue la última marcha de los profesores municipalizados de Arica, la que se sumó a las innumerables que se realizaron en prácticamente todas las ciudades y pueblos del país. De los maestros antiguos, muchos mantienen su fuerza para seguir luchando por recuperar la dignidad docente y humana, y otros, también numerosos, están retomando ese entusiasmo con que antaño se sumaron a tantas jornadas de peticiones, protestas, marchas, huelgas; entusiasmo que se terminó cuando se sintieron engañados, abandonados y burlados por los dirigentes nacionales de entonces, que después de tanta perorata, se rindieron en muy paupérrimas condiciones.

En esta marcha última, gratificante fue, además, constatar el alto grado de participación y compromiso de los profesores y profesoras jóvenes, que recién comienzan la larga vida dedicada a la docencia. Incluso habían alumnas en su práctica profesional, que ya se suman al clamor que se escucha en todas las latitudes, por recuperar la dignidad, la autoridad, el respeto a la figura del profesor, de la profesora, partiendo por las autoridades, que son las encargadas de mejorar sus agobiantes condiciones de trabajo, sus salarios, y de hacer justicia de una vez por todas negociando la tan anhelada deuda histórica y otorgándole la calidad de titular a todos los profesionales a contrata, condición que los marca como funcionarios de "segunda categoría".

Por todo esto, sin duda, fue muy gratificante e importante la masiva participación de los docentes en la marcha de la semana pasada. Porque demostramos, en las principales calles de la diversas ciudades de este Chile, que somos muchos, que estamos unidos, y que estamos dispuestos a seguir movilizados hasta que se nos escuche y se atiendan nuestras justas demandas.

Justo es, también, destacar y reconocer a los dirigentes del Colegio de Profesores, quienes no hacen distinción entre profesores colegiados o no. Ellos se la juegan por todos de igual manera.

El último informe del Instituto Nacional de Estadísticos (INE) respecto al comportamiento del parque automotor en Arica, da cuenta del importante incremento que ha experimentado el número de vehículos en la ciudad. De acuerdo al organismo, en 2008 la ciudad contaba con poco más de 41 mil móviles recorriendo sus calles. En estos momentos, esa cantidad llega a los 64 mil vehículos.

Nuestra región es una de las que ha experimentado los mayores crecimientos a este respecto, puesto que en los últimos cinco años, el incremento promedio en el país fue de un 41%, mientras que en Arica el mismo fue de 55%. Este comportamiento hace que el INE proyecte hacia el 2020 un parque automotriz que se elevaría por sobre los 118 mil, casi el doble de los que hoy recorren rutas calles y avenidas.

Se trata de una diferencia de sólo seis años, lo que habla del impresionante ritmo de crecimiento que tendrá la cantidad de automóviles, taxibuses, buses y otros en la zona. Un diagnóstico que a simple vista, comienza a sentar un desafío no sólo para las autoridades, sino que para la comunidad en general.

Arica necesitará más y mejores calles, capaces de sostener el intenso tráfico vehicular que se seguirá viendo en la ciudad. El Gobierno está trabajando al respecto, en especial a través de un plan de inversión que permitirá la pavimentación y reparación de miles de metros de calzadas. Se requerirán también estudios de impacto vial que sean pertinentes y visionarios, especialmente con la instalación de futuros proyectos. En términos viales, Arica ya no se podrá pensar con un horizonte de diez años.

Tampoco se puede renunciar a iniciativas como el incentivo en el uso de la bicicleta, lo que va de la mano con recursos y proyectos para ciclovías, especialmente si se considera que Arica es una de las ciudades en que la proporción de kilómetros de este tipo de rutas se distancia notablemente en relación al parque automotriz.

Son soluciones que deben apuntar a mantener la buena calidad de vida que ostenta hoy la ciudad.