Fue en Arica donde se dio el primer paso. A mediados de septiembre, se puso en marcha el Sistema de Monitoreo Telemático de reos, que puede ser una tobillera o un brazalete electrónico. Hasta el momento, se han instalado bandas en los tobillos de personas condenadas por distintos delitos tanto en la región de Arica y Parinacota, como también en Valparaíso, Antofagasta y Biobío.

En el caso más reciente, esta semana se fijó el dispositivo a un joven de 19 años que recibió una condena de 541 días de presidio. En tribunales se resolvió que el imputado cumplirá su condena con el beneficio de la Ley Nº 20.603 (penas sustitutivas), que consta de seis medidas alternativas a la privación de libertad.

En este caso, se optó por la reclusión domiciliaria nocturna, la que se será vigilada mediante el monitoreo telemático. El sistema se activa mientras la persona se encuentra, en este caso, en su domicilio y envía una señal que es seguida por Gendarmería.

El uso de este tipo de dispositivos electrónicos está recién comenzando en el país y evidentemente, está sujeto también a una constante revisión. Por sus características puede ser útil en diversas circunstancias, Por ejemplo, ya se había comentado lo pertinente que podría ser un sistema de similares características respecto a las órdenes de alejamiento y para protección a víctimas, lo que tiene también sus complejidades propias.

Pero para los casos en los que hoy se ha comenzado a aplicar esta modalidad, hay aspectos que ya son analizados desde la óptica de sus beneficios. Se espera que la aplicación de este tipo de penas sustitutivas, contribuya a evitar que muchos delincuentes debutantes terminen "haciendo carrera" en el crimen, encontrando en las cárceles verdaderas escuelas. También las penas alternativas contribuyen a promover la reinserción y evitar el hacinamiento en las cárceles.

Ahora, no todo queda en manos de los aparatos electrónicos. El Estado debe velar por hacer que estos mecanismos permitan ofrecer nuevas oportunidades a quienes quebrantaron alguna vez la ley.

Es una sabrosa comedia de Moliere en la cual satiriza a los individuos que se hacen pasar por médico sin serlo. Este es el caso de un leñador a quien su mujer le juega una venganza y les dice a las personas que su marido es un gran médico, pero lo ha olvidado y para que lo recuerde tienen que agarrarlo a palos. Un padre desesperado porque su hija ha perdido el habla lo hace traer para que trate a la enferma. El falso médico la examina y dice: "sostengo que este impedimento de la acción de su lengua está causado por ciertos humores que nosotros los sabios llamamos humores pecantes, tanto más que los vapores formados por las exhalaciones de las influencias que se elevan en la región de las enfermedades, viniendo a pasar del lado izquierdo donde está el hígado, al lado derecho donde está el corazón y ocurre que el pulmón al que llamamos armyan en latín, teniendo comunicación con el cerebro que denominamos en griego nasmus por medio de la vena cava a la que llamamos en hebreo cubile, encuentra en su camino a los vapores que llenan los ventrículos del omóplato, causada por la concavidad del diafragma y ocurre que Ossabundus nequies parturian quipsa milus, y esto hace que vuestra hija esté muda. Mi consejo es que se la vuelva al lecho y se le dé cómo remedio pan remojado en vino que hace que los loros aprendan a hablar tomando eso."

Al reclamarle a su mujer que ha recibido muchos palos, ésta le dice que tiene que agradecerle que ha sido ella quien le dio el gran honor de ser médico sin tener que dar examen. El caso registrado en Santiago de un falso médico que casi mata a una paciente de edad, y la contratación que han hecho algunos Servicios Municipales de personas que no han acreditado mediante el Examen Nacional la validación de un título recibido en otro país, como lo exige el Código Sanitario, revela que se están haciendo médicos a palos, arriesgando la salud de la población, aduciendo la falta de profesionales. El remedio resulta entonces peor que la enfermedad.