Bienes Nacionales hizo entrega esta semana de los terrenos en los que se desarrollará el proyecto del nuevo Mall Plaza Arica. Si bien hay quienes se apresuran a encasillar a los centros comerciales bajo adjetivos que se mueven entre el consumo y la frivolidad, lo cierto es que hay mucho más que sólo comercio detrás de una obra de este tipo.

Uno de los primeros beneficios asociados a estas iniciativas tiene que ver con el empleo. Se espera que la construcción demande unos 700 trabajadores locales, mientras que la operación del mall, con toda su oferta de tiendas y servicios, podría elevar los requerimientos laborales a unas mil 500 personas, de manera permanente.

A eso, se deben sumar otros aspectos asociados, como el dinamismo que provoca un proyecto de este tipo en la economía local, y la capacidad que puede tener generar pequeños negocios y servicios, cuando se trata de una inversión que supera los 70 millones de dólares.

No se puede desconocer que un complejo de este tipo también establece desafíos no menores al comercio local, el tradicional, aquel que ha estado en Arica -y con Arica- en sus mejores y peores periodos. Son estos comerciantes locales quienes encontrarán una 'compañía' nueva y distinta en los más diversos rubros. Sin embargo, es la oportunidad también para que el comercio local pueda comenzar a estudiar la manera en que puede hacer diferencias, atendiendo a su conocimiento, permanencia y sentido de pertenencia con la comunidad. Será ahora el tiempo de cosechar los frutos de años -o hasta décadas- de relación estrecha con los ariqueños y ariqueñas.

Pero cualquier debate se debe dar con una base clara y establecida: El correcto desarrollo del proyecto. Muchas veces, las inversiones privadas pueden anteceder y hasta comprometer las inversiones públicas. En el caso del Mall, no es difícil imaginar la oportunidad que se abre para que Arica cuente con un nuevo polo de desarrollo comercial y turístico, el mismo con el que algún día se soñó y quedó en el letargo. Quizá, ahora sea tiempo.