Me resisto a considerar la vejez como algo sobre lo cual es mejor no hablar. No comparto la idea de que a los viejos hay que arrinconarlos, porque ya no aportan o no son capaces de reinsertarse.
Nadie debería estar en desacuerdo conmigo que a pesar de los intentos de tantos gobiernos que han administrado el Estado Chileno, todavía los 'que sustentan el poder' se encuentran reflexionando con respecto a los valores humanos que debemos respetar los chilenos y cuáles deben ser los valores actuales que deben sustentar la Familia. Pareciera ser que lo único que motiva es la lucha entre un Chile basado en ideas religiosas y un Chile de ideas Pluralistas. No se ha podido superar las batallas ideológicas de siempre para mirar más allá de la juventud y del adulto para poder encontrarse con miles de chilenos que viven mal y experimentan injusticia y falta de solidaridad nacional.
Se sigue pensando que los viejos no tienen la importancia como para invertir políticas en ellos y mientras tanto la comunidad nacional ve aumentar el porcentaje de adultos mayores. Las isapres observan con preocupación que deben gastar más en ellos, porque 'no se están muriendo' al contrario, viven más años y exigiendo mejores atenciones. Las AFPs por su parte se encuentran con que los ahorros de toda la vida deben repartirse en más años de requerimiento lo 'que es malo para el negocio'. Todo se planifica y se diseña estratégicamente pensando en el período de inicio de la persona joven como el ciudadano y se deja de lado o se trata con menor atención lo que guarda relación con su etapa de término que es mucho más extensa: la vejez. Este error garrafal está aconteciendo, porque los políticos ocupados en sus intereses no se dan cuenta que se están haciendo viejos también.
Arturo Yévenes Acuña